Homenaje
al Dr. Carlos Castillo Ríos
Escribe Marco EspinozaS.
Hoy jueves 17 de octubre del 2024 se cumplen 11 años desde la partida del
Maestro Carlos Castillo Ríos, luego de cumplir 86 años, partió para descansar y
contemplar su legado.
Nacido en la ciudad de Huánuco, lugar donde lo cobijo en su niñez y que más
adelante emigrara a la ciudad de Trujillo para terminar sus estudios
secundarios y poder preparar el arribo a la capital. En 1956 viajaría a Rusia
para escribir los detalles de la Revolución de Octubre, el avance del
socialismo, además conoció de cerca a los líderes de Cuba y China. Se dedicó al
reportaje de artículos relacionados a la educación y defensa de los Derechos
del Niño, aquello lo llevaría a trabajar en lugares como: El Consejo Nacional
de Menores, la UNICEF, Diario La República, La Voz, El Diario, Caretas,
Autoeducación y escribiera libros que obtuvieron premios y que hoy se vuelven a
reimprimir, como: Los niños del Perú, La Educación en China, Medicina y
Capitalismo, entre otros. Hay que recordar que estuvo por Venezuela apoyando a
la universidad de Zulia en conjunto con otro gran maestro Walter Peñaloza.
En fin, mucho que destacar de sus obras y escritos en la prensa peruana,
sin embargo, la labor más importante la realizó en la Reforma Educativa de 1969
hasta 1972 en el gobierno del general Juan Velasco Alvarado.
En la actualidad y siguiendo con el homenaje, mantenemos preparando una reimpresión de la Educación en
China, Medicina y Capitalismo y un conjunto de artículos en la Prensa Peruana, además,
a ello hago una convocatoria a trabajar por el centenario de Carlos Castillo
Ríos a realizarse el 18 de junio de 2027 fecha en la cual queremos realizar un
congreso de educación y periodismo para resaltar y describir sus obras.
Que hoy sea una fecha de reflexión, de unión familiar y de llevar en lo
alto el nombre de Carlos Castillo Ríos, por su lucha por la niñez, por su lucha
por una calidad educativa que se refleje en el desarrollo de nuestra sociedad y
por el bienes de todos los seres humanos por una salud humana y de reciprocidad
con el otro.
Me despido con un abrazo fraternal a toda la familia: Castillo y Ríos, a
los amigos Elmer y David Acevedo y a todos los que han apoyado en hacer posible
que este homenaje, por el bien de la cultura y de la socialización y la hominización.