Quiero compartir con ustedes otro artículo del maestro,
abogado y periodista Carlos Castillo Ríos. Se trata de la revista La Casona, en
el cual tocarían tres preguntas concisas, respecto a lo que significaba ser
profesor en aquellos años en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, el
cual dice:
Razones
de una vocación en cuestión
¿Por
qué enseñar en San Marcos?
A diferencia de los estudiantes, que
sólo pasan por la universidad, los docentes, que son quienes se quedan o se
van, hartos de su estado de cosas, son los que pueden permitirnos esbozar una
imagen exacta de la universidad con el conjunto de sus opiniones. En la búsqueda
de esta imagen efectuamos algunas preguntas a nuestros profesores actuales,
preguntas aparentemente simples, pero que dan a que expresen sus furias y sus
penas, sus esperanzas y decepciones. Estas fueron tres: 1°. ¿Por qué enseña en
San Marcos?, 2°. ¿Seguirá enseñando?; y 3°. De manera sintética, ¿qué sugiere
para mejorar el nivel académico de los estudiantes? Leyendo sus respuestas,
comprobaremos, tal vez sin sorpresa, que a San Marcos se le puede amar u odiar
pero nunca serle indiferente.
Carlos Castillo Ríos
Doctor en Educación y Abogado
1. ¿Por
qué enseña en San Marcos?
Dedicarse exclusivamente a la docencia
supone, en el Perú, un gran sacrificio, especialmente económico. Un profesor
principal en las postrimerías de su carrera docente lleva a su hogar menos
dinero que un sub teniente de la PIP, la Guardia Civil o el Ejército que recién
comienza su carrera. Sin embargo, hay quienes nos dedicamos sólo a enseñar. Esta
decisión supone pues algo más que vocación: el convencimiento que en el país hay
que trabajar, con algún desprendimiento. Por algo que uno cree. En este caso se
trata de un acto de fe comprometido con la formación de los profesionales que
el pueblo del Perú requiere.
Desde este punto de vista no tendría objeto
formar cuadros en las universidades de la burguesía: Universidad de Lima,
Universidad del Pacifico, etc. Para resumir: enseño en San Marcos porque
considero que es la universidad del pueblo peruano. Enseño en San Marcos porque
nuestro centro debe ser la conciencia lúcida del país, el taller de análisis de
los problemas que aquejan a la mayoría, el lugar de protesta por las
injusticias que, desde arriba, empobrecen a los de abajo. Por eso me siento muy
orgulloso cuando los mineros pauperizados hacen una marcha a Lima y se alojan
en San Marcos. O cuando los muchachos salen a las calles a luchar que bajen los
pasajes y no suba más el alto costo de vida.
2. ¿Seguirá
enseñando?
Pretendo seguir hasta cumplir 30 años
de servicios. Luego quisiera, tener un año, mi año sabático, para recorrer el
país haciendo estudios, o para salir al exterior y ver el Perú un poco desde
afuera. Debo ser el profesor que más sale al exterior por encargo de organismos
internacionales, pero lo hago por trabajar y muy intensamente. Hace, sin
embargo, más de dos décadas que no salgo a estudiar, a reflexionar, a comparar.
Después, de nuevo a San Marcos hasta llegar al límite de edad.
Introduciendo, a las clases teóricas,
dos elementos básicos que están faltando actividades y practicas social. No se
trata de sentarse y escuchar la voz del profesor, exclusivamente. Hay que
realizar trabajos, hay que salir de la universidad para investigar y convivir
con la población, la fábrica, la institución comunal.
No hay enseñanza sin práctica. Somos todavía
demasiado teorizantes. Los mejores alumnos apenas si son ratones de biblioteca.
Nos faltan actividades, prácticas, vinculación con la realidad. Todo esto no es
fácil de realizar sin recursos. Pero hay que intentarlo. Dando la espalda a la
realidad nacional, aunque se estudie materialismo dialectico o materialismo histórico,
nuestra educación seguirá siendo burguesa.
Y ésta es, por ahora, nuestra más
aguda contradicción. (Castillo, 1985, pp. 17-18)
Referencia
La Casona. (Junio y julio de 1985).
¿Por qué enseñar en San marcos? Volumen (3), pp. 17-18