¿Para qué aprendemos historia?
Espinoza Saldaña, Marco A.
Director de la Revista La Chispa
La respuesta podría ser, para que esa
historia no se vuelva a repetir y para poder
cambiarla, sin embargo a lo largo de estos años ha ocurrido lo contrario,
como ejemplo: en los años 90, en el gobierno del expresidente Fujimori, tuvimos
un autogolpe de Estado ocurrido el 5 de abril del 1992, luego los vladivideos
del ex asesor presidencial y hoy preso Vladimiro Montesinos y en este siglo XXI
hay más hechos que evidencia la falta de valores éticos en nuestra sociedad política,
como: tenemos los casos del gobierno de Toledo y los famosos narco indultos en
el periodo del señor Alan García, luego el caso “Ollanta Humala”, hoy los #kenyivideos,
me pregunto: ¿nos merecemos esta lista de gobernantes corruptos, inmorales y
saqueadores del Estado?, yo creo que si, como sociedad no hemos hecho nada,
hemos aceptado lo que nos han dado, solo hemos pensado en nuestra familia y en nuestros
intereses, hoy cuando vemos a esos medios televisivos informar sobre la corrupción
de estos videos mostrados por la misma podredumbre como lo es el fujimorismo,
que a mi parecer todo esto ya estuvo planificado, la pelea de los hermanos:
Keyko y Kenyi, es un ejemplo de manipulación de medios, sino fíjense cuantas
horas han dedicado, cada canal a ese tema, o analicen cuanto tiempo dedica cada
noticiero mañanero sobre delincuencia, robos, asaltos, drogadictos, etc., a lo
que voy es que nuestra educación hoy es la base de esta formación alienante y
que si no hay cambios en esta cultura educativa, seguiremos hablando de lo
mismo, -quise expresarme y poner mis puntos de vista- hoy todos se suben al bus
de los moralistas, esta sociedad no va a cambiar mientras no cambiemos nuestra
educación.
Pareciera que todo es un círculo
vicioso, el presidente que nos gobierna actualmente ya estuvo con problemas de
corrupción en el primer gobierno del arquitecto Fernando Belaunde y de
Alejandro Toledo, hace poco el empresario de Odebrecht, Jorge Barata declaraba
las innumerables cifras de dinero que aportaba a las campañas de los candidatos
al sillón presidencial, son tan solo pequeños hechos comparados a otros
colosales, por ejemplo las grandes obras que se han hecho, han sido para volver
más ricos a la clase pudiente y más pobres a la clase obrera, digo más pobres,
pues nos quitaron beneficios laborales, disminuyeron los sueldos, aumentaron la
canasta familiar, nos pusieron impuestos que no permiten desarrollar la
investigación, es decir hay mucho que expresar siempre y cuando tengamos una percepción
de la sociedad que vivimos, pero en nuestro país miles de jóvenes y obreros no
han tenido una educación que les permita razonar y luchar por el bien de la
comunidad, hoy eso se debe a la alienante caja negra, nos han llenado de
programas televisivos que nos mantienen adormecidos para no poderle prestarle atención
a los sucesos que pasan en nuestro país. 

Para terminar quiero dejarles imágenes
de diferentes medios noticiosos de cómo han tratado de manejarlo para sus
intereses, además dejo unas palabras de un gran amauta, me refiero al doctor
Carlos Castillo, olvidado por todos nosotros sin conocer sus grandes aportes a
la educación del niño y que hoy engranan a los hechos que ocurren en estos momentos.
Carlos Castillo Ríos, educador, ex
Asesor de la UNICEF a nivel mundial y expresidente del Consejo Nacional de
Menores, nos menciona en un artículo del Diario La República (1988), lo
siguiente:
Todos en la escuela, colegio o
universidad, recibimos clases de Historia del Perú. En ellas nos hablaron de
Atahualpa, Pizarro, San Martín y Nicolás de Piérola pero nos dijeron poco, casi
nada, sobre la historia misma. Sobre todo callaron la respuesta pertinente y
necesaria: ¿Para qué se aprende –para qué y por qué se debe estudiar- Historia
del Perú?
Parecía que el objetivo de aquella
asignatura era satisfacer nuestra natural curiosidad de conocer algo sobre el
antiguo Perú. Es decir, saber por saber, sin utilidad práctica. Jamás nos
dijeron que había necesidad de familiarizarse con nuestro pasado para manejar
mejor nuestros asuntos políticos y sociales en el presente y llegar a ser así,
mañana, una nación digna y próspera.
La escuela aquella nos dejó dudas y
sospechas. (p. 11).
Referencia:
¿Para qué aprendemos
historia? (5 de marzo de 1988). La República, p.11
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