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lunes, 6 de agosto de 2018

El frente nacional de los peruanos, escribe Carlos Castillo Ríos


A pocos meses de conmemorar los 91 años del natalicio de quien en vida fue el Amauta Carlos Castillo Ríos, maestro, abogado, periodista y autor de diferentes libros, el cual nos ha dejado grandes enseñanzas, en materia de educación y realidad social. A continuación, he transcrito un articulo del Diario La República, donde el maestro Castillo nos habla de la importancia de construir un frente nacional, en aquellos años el Perú era gobernado por el Arquitecto Fernando Belaunde Terry, me llama la atención que las palabras que ayer manifestaba el maestro Castillo hoy tengan la misma relevancia, importancia y coherencia de la realidad que vive nuestro Perú de hoy. Podemos decir que la educación sigue estando en el mismo lugar que en los años 80, de igual forma la salud y la economía, esto último de la economía es muy engañoso, ha habido cambios para algunos sectores sin embargo las personas mas humildes siguen en el mismo lugar. La corrupción de funcionarios en los años 80 es lo mismo y aun más grave a esta época. Solo me queda recordar al maestro Pedro Ortiz Cabanillas y a sus estudios en donde llegaba a la conclusión que el ser humano debe tener conciencia ética y moral para ser un buen humano.
El frente nacional de los peruanos
Escribe Carlos Castillo Ríos
Reeditado por Marco EspinozaS.
                No puede ser más necesaria ni apremiante la necesidad de construir un frente nacional que ponga a buen recaudo la democracia que conquistaron, en el Perú, los trabajadores, la civilidad entera. De no hacerlo corremos peligro todos los peruanos con la sola excepción de las cúpulas que están encaramadas en el gobierno y que, como siempre, si el país naufraga, se irán al exterior a esperar que el pueblo vuelva a conquistar las calles, las instituciones públicas, el gobierno.
                Si el gobierno ha puesto en peligro la democracia con su insensibilidad social y su terquedad política, la única fuerza que puede salvar al país, ahora, es la nación organizada.
            Y la nación somos todos. La gente de la universidad, los lideres de la iglesia, quienes conducen las asociaciones públicas y privadas del país, los dirigentes de los trabajadores, de los empleados y de los profesionales. También de los artesanos y los artistas. Es decir, todos aquellos que nacimos en el Perú y que estamos identificados por cientos de vínculos, intereses y preocupaciones.
            Parece que, entre nosotros, jamás hemos dado la debida importancia al concepto de nación. Y es que se ha hecho uso y abuso de lo que significa “lo nacional” ¿Puede llamarse nacional un Parlamento que legisla en contra de todos los peruanos, haciendo entrega de las riquezas nacionales a consorcios extranjeros? ¿Integran la nación peruana quienes en una contienda entre el Perú y la compañía Vollmer de Venezuela comprometen, arbitrariamente, los dineros del Estado a favor de la empresa foránea? ¿Se puede llamar peruana o nacional la televisión que invade los hogares peruanos con sus mensajes extranjerizantes, ajenos al espíritu colectivo de los peruanos? ¿Pertenece a la nación peruana el industrial que se enriquece encareciendo las medicinas que podrían salvar la vida a los niños de la población pauperizada? ¿Rinden culto a lo nacional quienes anteponen sus negocios al bienestar de la colectividad?
Sobrarían preguntas en este doloroso cuestionario. Pero no se trata de hacer el inventario de todo aquello que se perpetra en el país sino de salvar su democracia movilizando a la nación organizada. Se trata, más bien, de conformar un frente nacional en el que todos los peruanos, deponiendo ambiciones y diferencias adjetivas, pensemos, de una vez por todas en el país, en las libertades públicas, que hay que preservar y el bienestar colectivo que hay que recuperar ineludiblemente.
Los niños no pueden seguir yendo a la escuela con un insuficiente pan-con-té. Los jóvenes no pueden seguir saliendo a las calles a cuidar autos y vender caramelos para sostener a sus padres, desempleados y enfermos. Los adultos no podemos seguir viviendo con temor al asalto, el robo o a la coima. Ayacucho no puede seguir sitiado, en guerra civil, desangrándose. Si el gobierno nada puede hacer ahora porque ha perdido credibilidad y confianza, corresponde a todos los hombres que aman y sienten a este país, salir, opinar, participar, imponer la política social que hace tanta falta.
Todavía es tiempo para salvar a este gobierno que tanto daña y perjudica al país pero que, por emanar del voto popular, tenemos que poner a salvaguarda de su propia frivolidad e indiferencia. Este gobierno es, después de todo, un mal necesario, que por la acción de todos los peruanos podemos transformar en la solución política que todos reclaman. Pero tenemos que hacerlo rápidamente, antes que sea demasiado tarde. (Castillo, 1983, p. 11)
Referencias.
Carlos Castillo, R. (22 de agosto de 1983). El Frente Nacional de los peruanos.  La República, p. 11
[Fotografía de Marco Espinoza]. (Lima. 2018). Archivo fotográfico de la Revista La Chispa. Lima, Perú.

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