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martes, 19 de noviembre de 2019

CASTILLO RÍOS Y LA ENSEÑANZA DE LA TELETÓN


Vamos a viajar en el tiempo y nos vamos a detener en diciembre de 1981, eran los primeros días en la cual circulaba el diario La República, en ese entonces también había el teletón, es por esa razón que el periodista, abogado y Doctor en Educación: Carlos Castillo Ríos, nos dice sobre ello:
La República de los niños
Las enseñanzas de la teletón
Escribe Carlos Castillo Ríos
Recopilado por Marco EspinozaS.
El éxito económico de la Teletón no tiene precedente alguno entre nosotros y es un fenómeno que necesita ser analizado para extraer de él sus mejores enseñanzas.
Ha ratificado, en primer lugar, la enorme calidad del pueblo. No solo han sido industriales, rentistas y comerciantes quienes han hecho los más valiosos aportes sino también trabajadores y niños. Muchos hemos visto, alrededor de los bancos que recaudaban dinero, a grandes y pequeños de apariencia modesta entregando su aporte. Ni la crisis económica ni las desilusiones políticas han podido eliminar algo que es consustancial al pueblo: su voluntad de servicio, desprendimiento y solidaridad humana.
Se ha puesto en evidencia, por otra parte, algo que ya se sospechaba: la enorme capacidad de movilizar a toda la comunidad que tiene la televisión. El sistema educativo con sus 150 mil maestros y todas sus escuelas nunca llegarán a hacer lo que hace un solo canal de televisión. De la misma manera como para ganar dinero el canal 5 hizo popular a un grupo musical antes desconocido como “Menudo”, esta vez, propalando la imagen y la actualidad de un problema importante como el de los niños minusválidos, tocó lo más hondo de la fibra humana y remeció las entrañas de un pueblo al que, habitualmente, no se deja participar en la solución de sus problemas más hondos. Y ese pueblo respondió dando lo que menos tiene, que es dinero. Se equivocó Ricardo Belmont cuando pedía se sacrificara la cajetilla de cigarros o la botella de cerveza para apoyar a la clínica San Juan de Dios. Personas que no tienen para fumar ni tomar cerveza apartaron lo que estaba destinado para pan y arroz de su propia familia sencillamente porque así son los pobres, en todas partes del mundo.
Supongamos ahora, por un momento, que sólo éstas son las mejores lecciones de la Teletón y utilizándolas como premisas dejemos en libertad a nuestra imaginación que vuele libremente:
¿Qué pasaría, en el Perú, si toda la televisión estuviese al servicio del país? ¿No se podría, acaso, movilizar a todo el pueblo para que se ponga de pie y ataque –utilizando a las masas- los graves problemas de desnutrición, sanidad e higiene que asolan a la mayoría de los niños del Perú? ¿No es una lástima que un medio de comunicación tan importante como la televisión se consagre a propiciar la venta de cigarros, bebidas alcohólicas y productos suntuarios en un país tan pobre como el nuestro?
Sólo el canal 5, con el apoyo del pueblo, logró la construcción de un pabellón de la clínica San Juan de Dios que pronto estará al servicio de los niños minusválidos. ¿Qué tal si vamos pensando en construir un mejor país para los niños con el aporte de todos los canales no sólo esporádica sino permanentemente? No olvidemos, por favor, que en Inglaterra, Francia, Holanda, Alemania Federal, etc., la televisión no pertenece al Estado ni a los particulares. Y de esta manera no es manipulada por un partido político –el que está en el poder- ni sirve a particulares para, deformando la mente de la gente, hacer fortuna. La televisión en los más grandes países capitalistas del mundo, a excepción de Estados Unidos, está al servicio del pueblo y lo controla y administra la comunidad organizada. (Castillo, 1981, p. 11)
Referencias
Castillo Ríos, C. (18 de diciembre de 1981). Las enseñanzas de la teletón. La República, p.11.
[Fotografía de Marco Espinoza]. (Lima. 2019). Archivo fotográfico de la Revista La Chispa, imágenes extraídas de la web y de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú. Lima, Perú.

domingo, 3 de noviembre de 2019

Nuestro Código de Menores de Carlos Castillo R.


El siguiente artículo pertenece al maestro Carlos Castillo Ríos, quien fuera Secretario del Consejo Nacional de Menores (CNM) en el año 1962, esto después de haberse proclamado el Código de Menores. Debemos destacar que el primer artículo que escribiera Carlos Castillo, en el periódico La República, salió en circulación nacional, el martes 24 de noviembre de 1981.
Una aberraciónjurídica
Escrito por Carlos Castillo Ríos
Recopilado por Espinoza Marco

Debe tratarse de una pesada broma. No es posible que cuando la jefe del Instituto Nacional de Bienestar Familiar (INABIF), se refiere a “sentar las bases del Código de Procedimientos de Menores” esté hablando en serio. Se hace difícil creer que un organismo nacido para servir a la familia y los niños, auspicie tamaña monstruosidad jurídica.
Quien esto propone tiene que volver a echar una mirada, aunque sea rápida a los textos de Derecho Tutelar de Menores. Cuando lo haga se dará cuenta que caracteriza a este derecho especial justamente su agilidad, su viabilidad. La justicia de menores rompe con todas las formalidades. Trata, en el fondo, de llegar a la raíz de los problemas, veloz y eficientemente, sin protocolos, plazos perentorios, proveídos, exhortos ni recursos. La justicia de menores funciona, debe funcionar, -como prescribe el Código- con unos pocos, muy contados, artículos procesales pero con enorme dinamismo y elasticidad.
Sin necesidad de denuncia formal los Jueces de Menores, de oficio, deben estar allá donde hay un menor en peligro. Sin requerir de demanda, los jueces de Menores deben situarse al lado de los niños que reclaman justicia.
Por eso el problema más grande del fuero de Menores es, precisamente, elegir buenos jueces. Es decir, magistrados que tengan sensibilidad hacia los problemas de la infancia y no temer a la acción rápida y oportuna que se debe iniciar, cuando haga falta, contra adultos inescrupulosos o negligentes que incumplan deberes de asistencia familiar o contravengan disposiciones en perjuicio de los niños.
Nuestro Código de Menores data de 1962. No lo hagamos regresar 20 o 30 años más. El Perú está en crisis y, en consecuencia, los niños están pasando por el peor momento de nuestra historia republicana. Si al Código se le agrega uno de procedimientos la situación será aún más dramática.
Tómese el ejemplo de la mayoría de países del mundo que han superado la edad media. En ellos los Juzgados de Menores han eliminado escribanos y papel sellado. La justicia de menores se procesa directamente utilizando todos los recursos de la comunidad.
En Derecho de Menores, no se trata de buscar clientes para los abogados sino de cautelar, proteger y prevenir, la vida y salud de los niños. Por eso a estas alturas, pretender un Código de Procedimientos de Menores, constituye una aberración jurídica imperdonable o una broma, expresión del buen humor de nuestros dirigentes. (Castillo, 1981, p. 9)
Referencia
Castillo Ríos, C. (24 de noviembre de 1981). Una aberraciónjuridica. La República, p. 9.

[Fotografía del diario La República]. (Lima. 1981). Archivo fotográfico de la Revista La Chispa. Extraído de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú, Lima, Perú.