Vamos a viajar en el tiempo y nos
vamos a detener en diciembre de 1981, eran los primeros días en la cual
circulaba el diario La República, en ese entonces también había el teletón, es
por esa razón que el periodista, abogado y Doctor en Educación: Carlos Castillo
Ríos, nos dice sobre ello:
La República de los niños
Las enseñanzas de la teletón
Escribe Carlos Castillo Ríos
Recopilado por Marco EspinozaS.
El éxito económico de la Teletón no
tiene precedente alguno entre nosotros y es un fenómeno que necesita ser
analizado para extraer de él sus mejores enseñanzas.
Ha ratificado, en primer lugar, la
enorme calidad del pueblo. No solo han sido industriales, rentistas y
comerciantes quienes han hecho los más valiosos aportes sino también
trabajadores y niños. Muchos hemos visto, alrededor de los bancos que
recaudaban dinero, a grandes y pequeños de apariencia modesta entregando su
aporte. Ni la crisis económica ni las desilusiones políticas han podido
eliminar algo que es consustancial al pueblo: su voluntad de servicio,
desprendimiento y solidaridad humana.
Se ha puesto en evidencia, por otra
parte, algo que ya se sospechaba: la enorme capacidad de movilizar a toda la
comunidad que tiene la televisión. El sistema educativo con sus 150 mil
maestros y todas sus escuelas nunca llegarán a hacer lo que hace un solo canal
de televisión. De la misma manera como para ganar dinero el canal 5 hizo
popular a un grupo musical antes desconocido como “Menudo”, esta vez,
propalando la imagen y la actualidad de un problema importante como el de los
niños minusválidos, tocó lo más hondo de la fibra humana y remeció las entrañas
de un pueblo al que, habitualmente, no se deja participar en la solución de sus
problemas más hondos. Y ese pueblo respondió dando lo que menos tiene, que es
dinero. Se equivocó Ricardo Belmont cuando pedía se sacrificara la cajetilla de
cigarros o la botella de cerveza para apoyar a la clínica San Juan de Dios.
Personas que no tienen para fumar ni tomar cerveza apartaron lo que estaba
destinado para pan y arroz de su propia familia sencillamente porque así son
los pobres, en todas partes del mundo.
Supongamos ahora, por un momento, que
sólo éstas son las mejores lecciones de la Teletón y utilizándolas como premisas
dejemos en libertad a nuestra imaginación que vuele libremente:
¿Qué pasaría, en el Perú, si toda la televisión
estuviese al servicio del país? ¿No se podría, acaso, movilizar a todo el
pueblo para que se ponga de pie y ataque –utilizando a las masas- los graves
problemas de desnutrición, sanidad e higiene que asolan a la mayoría de los
niños del Perú? ¿No es una lástima que un medio de comunicación tan importante
como la televisión se consagre a propiciar la venta de cigarros, bebidas alcohólicas
y productos suntuarios en un país tan pobre como el nuestro?
Sólo el canal 5, con el apoyo del
pueblo, logró la construcción de un pabellón de la clínica San Juan de Dios que
pronto estará al servicio de los niños minusválidos. ¿Qué tal si vamos pensando
en construir un mejor país para los niños con el aporte de todos los canales no
sólo esporádica sino permanentemente? No olvidemos, por favor, que en
Inglaterra, Francia, Holanda, Alemania Federal, etc., la televisión no
pertenece al Estado ni a los particulares. Y de esta manera no es manipulada
por un partido político –el que está en el poder- ni sirve a particulares para,
deformando la mente de la gente, hacer fortuna. La televisión en los más
grandes países capitalistas del mundo, a excepción de Estados Unidos, está al
servicio del pueblo y lo controla y administra la comunidad organizada. (Castillo, 1981, p. 11)
Referencias
Castillo Ríos, C. (18 de diciembre de 1981). Las
enseñanzas de la teletón. La República, p.11.
[Fotografía de Marco Espinoza]. (Lima.
2019). Archivo fotográfico de la Revista La Chispa, imágenes extraídas de la
web y de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú. Lima, Perú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario