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sábado, 16 de julio de 2022

El Día del Maestro


 

Ecos del Día del Maestro

Escribe Carlos Castillo Ríos

Reeditado: Marco EspinozaS.

Una vez más, como siempre, se ha conmemorado el Día del Maestro dentro de la mayor mezquindad por parte del gobierno. El Ministerio de Educación ha mandado celebrar una misa, ha entregado algunas condecoraciones y, además de unos cuantos mensajes televisivos que analizaremos en una próxima oportunidad, ha pagado la publicación de un pequeño aviso en los periódicos para expresar “el profundo agradecimiento del Ministerio de Educación por la diaria, abnegada y fecunda labor que realizan los maestros en bien de la educación nacional”. Luego, por televisión, con cinismo digno de mejor causa, el ingeniero Benavidez Muñoz ha prometido que al fin de “el quinquenio de la educación” el gobierno cumplirá con otorgar las reivindicaciones económicas, sociales y políticas a las que tienen legítimo derecho los maestros.

El ministro por pudor debió guardar silencio. En verdad, en el Día del Maestro, no debió mostrarse en público. Lo exigían así las circunstancias porque durante este régimen, en los tres años de gobierno de la Derecha unida, los atentados contra la educación y el magisterio han sido, entre otros, los siguientes:

1.    En la contienda Televisión Vs. Escuela, ambas llamadas escuelas paralelas, el gobierno privilegio a la televisión desde el primer día que asumió el poder. Ahora el Estado no tiene participación ni control de ninguna naturaleza sobre las emisoras de TV. y por eso ellas, impunemente, han invadido el territorio nacional propagando consumismo, frivolidad, desnacionalización y violencia. Es decir, antieducación pura y neta. Los niños de ahora se “educan” más a través, de la pantalla chica que en las aulas. La escuela, en el quinquenio de la televisión, ha pasado a ser la quinta rueda del coche.

2.    Los maestros, “por su diaria, abnegada y fecunda labor” jamás fueron tan mal renumerados. En menos de tres años de gobierno AP-PPC perdieron la cuarta parte del valor real de sus salarios. Ellos ingresan a la universidad donde estudian más de 4 años para egresar ganando menos de la tercera parte de lo que recibe el más modesto miembro de la Policía que tiene apenas 5 meses de entrenamiento. En el Perú, reprimir vale más que educar. Pablo Macera, uno de nuestros más lúcidos científicos sociales, con 30 años de servicios a la educación nacional, no percibe lo que un Alférez recién egresado y que, por razones de edad, podría ser su hijo.

3.    La educación, que antes era tarea que relacionaba al maestro con el alumno teniendo como escenario a la comunidad, es ahora trabajo burocrático confinado al salón de clases, a la guía de aprendizaje y a una serie de controles tecnocráticos que impiden la relación afectiva indispensable para el acto educativo. Y es que para la Derecha Unida educar es instruir, es transmitir conocimientos librescos, es aprender a ser útil al sistema productivo sin cuestionar su funcionamiento. La escuela sirve al modelo económico neoliberal y nada más.


Por eso la celebración del Día del Maestro fue tan pobre. Más de 170 mil educadores se concretaron a felicitarse recíprocamente y así nomás, en seco, decirse “Feliz día, hermano” o “Un abrazo, compañera” para luego seguir trabajando. Ni almuerzo de confraternidad ni siquiera, gracias a Dios, discurso presidencial. Apenas sí algunos alumnos hicieron un alto en el camino para recitar un poema o entregar una flor, pero eso fue todo.

Pero, vale la pena reflexionar: ¿por qué ese divorcio entre clase gobernante y magisterio? Diríase que es no sólo una separación lógica sino natural. El sistema institucionaliza la explotación humana: el gobierno representa a los explotadores y los maestros están ubicados, por naturaleza de función, entre los explotados. Para el liberalismo el dinero es la máxima expresión del éxito personal y los maestros, sin embargo, escogieron la pobreza. La dignidad, la voluntad de servicio, la honradez y la satisfacción del deber cumplido no son, precisamente, los valores del sistema capitalista. Ellos son, no obstante, las motivaciones que hacen realidad y ponen los cimientos en el hermoso camino de los maestros primarios y secundarios del Perú que sólo conmemoran su día, con todos los honores, cuando la justicia social y la democracia económica se entronicen en el país. (Castillo, 1983, p. 11)

Referencia.

Castillo Ríos, C. (miércoles, 13 de julio de 1983). Ecos del Día del Maestro. La República, p. 11.

 [Fotografía de Marco Espinoza]. (Huánuco. 2022). Archivo fotográfico de la Revista La Chispa. Extraído de la Biblioteca de Marco Espinoza. Lima, Perú.

miércoles, 6 de julio de 2022

SER PROFESOR NO ES LO MISMO QUE SER MAESTRO


 

HOMENAJE A LOS MAESTROS DEL PERÚ

Escribe Marco EspinozaS.

Terminar la carrera de Educación para todo estudiante es el objetivo principal, sin embargo, no todos llegan a ser MAESTROS, son pocos los intelectuales que han obtenido ese grado simbólico. No me refiero al grado académico sino a la persona como tal, no solo se trata de saber las teorías pedagógicas sino de tener una concepción del mundo. Nuestro Perú es hasta la fecha un país dependiente, no existe una política educativa que haya nacido de nuestros propios MAESTROS.

Dice el Maestro Carlos Castillo Ríos (1990), al respecto: “la gratuidad de la educación, en el Perú, es frase mentirosa, mito, falacia y vil engaño, porque ¿qué valor puede tener enseñar gratuitamente castellano, historia o geografía a niños desnutridos, enfermos o cuyos padres no tienen trabajo?” (p.18). Amautas como Castillo Ríos hay pocos, es que no se trata sólo de dictar clases sino de un poquito de humanidad, ver lo que sucede a los alrededores y de quemar paradigmas.

Los niños del Perú son muchos, pero hay niños que han nacido en una casa con material noble y una empleada que los atienda, por el otro lado hay párvulos que han nacido en esteras y techos de plástico, de padres que emigraron a la ciudad para un buen futuro de su familia, de estos últimos niños sus padres tienen que hacer maravillas enteras para conseguir alimentos y es que a la falta de trabajo reina la informalidad.


Más adelante señala Castillo: “Antes de recibir lecciones se requiere que el niño se alimente; tenga vivienda sólida, zapatos, agua potable y cuidados la salud. Antes de impartir educación en escuelas y colegios se necesita que se cumplan, en todo país, los Derechos del Niño (Ibidem, p.18). Casi la mayoría de egresados de la carrera de Educación desconocen de esto, sobre todo, los que van a colegios particulares, creen que dejando tareas son buenos educadores. Cuando la realidad es otra, ser un buen profesor es saber la realidad en que vive cada estudiante y conocer su estado de salud, si ha ingerido alguna bebida y solo así podremos desarrollar el aprendizaje que ellos requieren de acuerdo al contexto social que ellos viven.

No hay nada que celebrar este 6 de julio, tal vez rendirle homenaje a los grandes Maestros como: Walter Peñaloza, German Caro Ríos, José Antonio Encinas, Tomás Real Calvo, José Carlos Mariátegui, José María Arguedas, etc. Lo que sí hay que hacer este 6 de julio es luchar porque se respeten los derechos laborales, mayor atención a los problemas educativos y sobre todo salvar a los NIÑOS DEL PERÚ. (Castillo, 1990, p.18)

𝗥𝗲𝗳𝗲𝗿𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮.

Castillo Ríos, C. (21 de noviembre de 1990). ¿Gratuidad de enseñanza? La República, p. 18

[Diseño de Marco Espinoza]. (Lima. 2022). Archivo fotográfico de la “Revista La Chispa”. Lima, Perú.

martes, 5 de julio de 2022

500 engaños: saqueos, matanzas y culturas pisoteadas...


 

Saqueos, matanzas y culturas pisoteadas

Escribe Carlos Castillo

Reeditado por Marco EspinozaS.

El presente año será de polémica e intercambio de versiones apasionadas y puntos de vista encontrados, antagónicos, caudalosamente cargados de ideología. La contienda se inicio hace un siglo cuando España celebró el IV Centenario de lo que llamaba el “Descubrimiento de América”. Esta vez y para evitar la reacción airada de muchos latinoamericanos y españoles conscientes, España echará la casa por la ventana, para conmemorar lo que el mismo Rey Juan Carlos señaló como «el encuentro de dos culturas». Y nos invita a que le acompañemos en el recuerdo, pero, eso sí, de lejos. A los peruanos no nos quieren en España.

Cambios que da la vida. Los españoles que hace 500 años llegaron a nuestras playas con una mano atrás y otra adelante y retornaron a su país llenos de oro y plata, nos cierran sus puertas ahora que somos pobres. Ya no nos llaman «indios» sino ‘sudacas’ y acaban de expulsar, maltratos de por medio, a decenas de peruanos por indeseables. Es decir, por malos hijos.

Pero volvamos al V Centenario del Descubrimiento, Conquista, Colonización, Evangelización, Encuentro, Encontronazo, Invasión, choque de culturas, Genocidio o como quiera llamársele: cada vocablo implica un punto de vista, una manera de interpretar la historia. Aquel fue, sin embargo, un hecho histórico hondamente vinculado a nuestra realidad actual y futura. Tal vez por eso debemos mantener la calma, contar hasta diez, e iniciar en casa, en todas partes, un proceso continuo de reflexión y análisis sobre la materia. Especialmente en los centros educativos.

*Preparativos

Los hechos son simples. El 3 de agosto de 1492 tuvo lugar en Puerto de Palos de Moguer, cerca de Cádiz, un hecho que cambio el destino de Europa, América y el Mundo. Partieron ese día tres carabelas con destino a las Indias, la tierra del Gran Kan. Comandaba la expedición Cristóbal Colón, ávido lector de Marco Polo, y marino genovés que convencido que la tierra es redonda, pretendía internarse mar adentro del llamado Mar Tenebroso (el océano Atlántico de hoy) para llegar a oriente para una vía más corta.

España se debatía entonces entre el orden feudal en trance de extinción y un capitalismo incipiente. Agudas tensiones y conflictos religiosos y raciales la asolaban: a la tradicional explotación de unas clases sociales a otras se agregaban guerras (cruentas, inhumanas) recién concluidas contra judíos y mahometanos. Esos conflictos dejaron al reino de Castilla un doble legado: al Estado una cuantiosa deuda a bancos alemanes, holandeses e italianos; y a sus pobladores, en su mayoría comerciantes, manufactureros y usureros, aguda intolerancia racial y religiosa y culto a lo que sus poetas denominaban «el vil metal».

La corona hispana tenia que enfrentar tan grave crisis. Entonces surgió la propuesta de Colón que no tuvo en ningún momento motivación altruista ni generosa. Estaba de por medio una ruta más corta y por consiguiente más económica para llegar a Oriente a comprar pimienta, canela, clavo de olor, jengibre y nuez moscada. Tales especias y otros condimentos eran muy apreciados por las clases pudientes europeas porque daban mejor sabor y olor a las carnes guardadas. De modo que aquella fue una expedición comercial, una aventura, con posibilidad de convertirse en magnifico negocio.


Los reyes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón no invirtieron ni tuvieron que empeñar joya alguna en esa empresa que fue financiada, principalmente, por comerciantes aragoneses y catalane.[1] Ni siquiera acompañaron al navegante genovés personas próximas a la Corte de los reinos de León y Castilla sino 90 tripulantes de los cuales, más de la mitad, fueron extraídos de las cárceles de Andalucía. Los otros no eran sino vagabundos y aventureros; gente sin futuro si se quedaba en España. No les podía preocupar tampoco el equipaje de los expedicionarios pues sólo se embarcarían con sus sueños, ambiciones, avidez de gloria y enfermedades, como la gonorrea, sífilis, viruela, fiebre amarilla, tifus, lepra y muchas más, entre las desconocidas en Nuevo Mundo.

*La llegada

Setenta días después de travesía accidentada correspondió a Rodrigo de Triana lanzar el grito estremecedor de ¡Tierra! Tierra fue, en efecto. El 12 de octubre llegaron a Guanahani pequeña isla del archipiélago de las Bahamas, en el mar Caribe. Aquella vez Cristóbal Colón, que murió 14 años más tarde creyendo que había llegado al Oriente, descendió de su nave portando un elegante vestón de terciopelo rojo y acompañado por los hermanos Pinzón, («los pinzones»). Lloró, besó la blanca arena, y emocionado, exclamó: «En nombre de Dios y de sus Católicas Majestades, la Reina Isabel y el Rey Fernando, tomo posesión de esta tierra que he descubierto y de todas las tierras que después descubriré»[2]. Tremendo zarpazo. Con apenas 32 palabras se apoderó de América central y del Sur.

Un notario, con libro y pluma, registró la emoción del gran Almirante de la mar Océana, que clavó la cruz y elevó el estandarte español al tope. No hubo ceremonia religiosa, sin embargo: en esa cruzada, que después se presentó al mundo como religiosa, no viajó ningún sacerdote.

Los nativos, dieron pacifica y afectuosa bienvenida a los recién llegados. Ni una flecha, ni siquiera una mirada hostil. Al contrario: sonrieron a los recién llegados y como los vieran cansados, malolientes y con hambre, les ofrecieron panecillos de yuca y hojas de tabaco en señal de amistad. Los hispanos no aceptaron los panes por desconfianza y el tabaco porque no sabían fumar; pero, en cambio, se les desorbitaron los ojos de codicia, cuanto vieron las joyas de oro que colgaban de la nariz y orejas de los dueños de casa.

*El Perú como regalo

Un año después el Papa Alejandro VI a nombre de Dios y muy generoso con lo ajeno entregó a España, su patria, por el Tratado de Tordecillas[3], la propiedad de todas las tierras que fuesen encontradas hacia el occidente, y a Portugal hacia el este. Además, en retribución por difundir el Evangelio, los invasores se podían quedar con el oro de los aborígenes… ¡y hasta con ellos mismos si fuese menester! Curioso: ningún español había pisado aun el Perú … ¡pero ya el Papa lo ofreció con habitantes y todo, como regalo!

Poco más hay que agregar sobre la llegada de los invasores. Lo que vino después en relación a la resistencia de los nativos; luchas de conquista, abusos, violaciones y en general crímenes de los hispanos, es una más larga historia que se debe conocer e interpretar con urgencia.

Es que las consecuencias de esa historia, sobre todo de sus distorsiones, son causa fundamental de los problemas que aquejan a nuestro país de hoy. (Castillo, 1992, p.17)

Referencias

Castillo Ríos, C. (12 de febrero de 1992). Saqueos, matanzas y culturas pisoteadas. La República, p. 17.

[Diseño de Marco Espinoza]. (Lima. 2022). Archivo fotográfico de la Revista La Chispa, imágenes extraídas de los archivos periodísticos del Diario La República en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú. Lima, Perú.

 

 



[1] Leslie Bethell, ed. «Historia de América Latina». Editorial Critica, Barcelona 1990. Pág. 17.

[2] Libro I, Cap. IX. Pág. 119. Citado por Leslie Bethell. Ob. Cit.

[3] José Ignacio y María López Vigil. «500 engaños. Otra cara de la historia». Pág. 16. Edit. Nueva Utopía, Madrid 1990.