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domingo, 12 de noviembre de 2023

La liberación de los niños del Perú


 

La liberación del niño

Escribe Carlos Castillo Ríos

Reeditado por Marco EspinozaS.

Una campesina peruana de diez años es oprimida por haber nacido en el Perú —país dominado y dependiente—, por ser campesina, por ser mujer y, por último, por pertenecer al mundo infantil. Ahora que ha pasado el Día de la Mujer y se han acallado los pronunciamientos —con los cuales estoy completamente de acuerdo— sobre la emancipación femenina, considero que es hora de pensar que por debajo de la mujer y también sometido a ella, está el niño. En otras palabras: en la sociedad nuestra el hombre oprime a la mujer tanto como ésta y su pareja oprimen al niño. Esto que es así en los países occidentales y cristianos sucede también, aunque en menor grado, en los países llamados socialistas. En China, Rusia, Checoslovaquia y Hungría, por citar sólo cuatro ejemplos, es absolutamente cierto que los niños son los privilegiados del Estado pero eso no quiere decir que ese privilegio no esté basado en argumentos paternalistas. Precisamente los niños están en situación de privilegio porque no son considerados iguales. Se piensa que los niños son algo así como u proyecto de personas o están en transito a hacerlo. Y en esta falacia se asienta el dominio del mundo adulto sobre el universo infantil, en todas partes.

Sucede que en nuestra sociedad —en mayor o en menor grado el hombre es el amo, todo poderoso señor del hogar. La mujer que debe ser bella y atractiva, sumisa y dependiente, delicada y romántica, coqueta pero fiel, esta sometida al macho. Le pertenece. Ella tiene que adaptarse al modelo creado por y para el hombre. Su conducta, sus opiniones y sus gustos tienen que satisfacer a los de su propietario. Pero la opresión no se queda allí, sino que forma una cadena: el hombre y la mujer adultos, juntos, se sienten a su vez propietarios del niño y con la mayor naturalidad determinan por cuenta propia lo que éste debe comer, la hora de acostarse, los amigos a elegir, las palabras que debe pronunciar y las gracias a cultivar.

Los mecanismos de dominación que a nivel de metrópoli funcionan con matemática eficiencia en desmedro de los países semi y neocolonialista, se reproducen exactamente en la esfera similar. El padre es el centro imperialista. La mujer, la periferia dominada y explotada.

Cuando se produce entre ambos lo que Toribio Gol llamaría “conciencia social”, la pareja adulta pasa a ser el centro imperialista y la victima llega a ser el mundo infantil donde termina la cadena si por debajo del niño no hay una nodriza, un sirviente o un perrito.

Los medios que utilizan los adultos para oprimir a niños y jóvenes son tan sutiles como los que alienta el machismo para dominar a la mujer. A veces le llaman disciplina, castigo, autoridad, deberes de los padres, educación, paternidad responsable, autoridad, amor, inmadurez del niño o ignorancia de la infancia. Con palabras o frases como estas, que nadie suele discutir, se obliga al niño sediento a tomar leche cuando quiere agua o a terminar la sopa cuando le apetece el postre. Con aquellas palabras que seria irreverente cuestionar, jamás se pregunta a los niños y jóvenes cómo quisieran que fuera su escuela o simplemente qué les provoca comer.

Con esas fórmulas de conducta que sólo los irreverentes no respetan se impone a millones de muchachos y chicas de 15, 16 y 17 años a someterse en silencio a una sociedad cuyas leyes jamás les fueron consultadas. ¿No es esta una forma de dictadura familiar?

Es hora pues de pensar en ir rompiendo las cadenas que oprimen a niños y a jóvenes. La autoridad no puede ser siempre ciega, vertical e inflexible. Dos argumentos básicos sostienen esta propuesta: teóricamente, Gérard Mendel, uno de los más connotados psicoanalistas europeos, pide el derecho a voto para los niños a partir de los 12 años y, en la práctica, las fuerzas represivas de El Salvador encuentran en los campos de batalla, a cada rato, a menores de 13 a 18 años, de ambos sexos, luchando por su libertad como fieras y ametralladora en mano. (Castillo, 1982, p. 11)

Referencias

Castillo Ríos, C. (12 de marzo de 1982). La liberación del niño. La República, p. 11.

[Fotografía del Diario La República]. (Lima. 1982). Archivo fotográfico de la “Revista La Chispa”. Imágenes extraídas de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú: Lima, Perú.

domingo, 5 de noviembre de 2023

LA NIÑEZ PERUANA MÁS CERCA DE LA MUERTE


 

Quiénes están más cerca de la muerte

Escribe Carlos Castillo Ríos

Reeditado por Marco EspinozaS.

La Ley de Educación y Cultura que todavía no aprueba el parlamento tiene algunos defectos de estructura que aún se pueden corregir. Ha sido elaborada, en primer lugar, sin previo diagnóstico de la real y concreta situación de los niños del Perú. Es un trabajo de escritorio, hecho en el vacío. Por eso contiene un conjunto de artículos demasiado genéricos y abstractos que no toman en cuenta el nivel de los hechos y aluden, en consecuencia, el conocimiento de nuestra realidad.

Olvida tal proyecto de Ley, por ejemplo, que:

·         Más de la mitad de los niños peruanos no tienen servicios de agua potable.

·         El 77% no posee red de desagüe.

·         El 69% de esos niños no tiene luz eléctrica.

·         El 61% tiene, en la casa donde vive, solo piso de tierra.

·         El 40% tiene, en su vivienda, techo de caña, estera o paja.

·         50 de cada cien niños nacidos en la sierra y 50 de cada cien que nacen en la selva no reciben atención médica de ninguna clase durante sus primeros meses de vida.

·         45 de cada cien niños de la sierra y 43 de la selva ni siquiera han sido vacunados.

No puede, un sistema educativo serio, soslayar estas realidades. Minusválidos sociales son en el Perú, repetimos, más de la mitad de los niños. Y necesitan, seguramente, educación especial.

Un informativo de la Comisión Nacional de Derechos Humanos del Perú cuenta que en una parroquia de barrio, en una reunión semanal, una señora de edad dijo:

¾     Yo, como he vivido bastante, me estoy preparando para morir. Los viejos estamos más cerca de la muerte.

Una joven la respondió enseguida:

¾     No, abuelita. Eso era antes. Ahora son los niños los que están más cerca de la muerte.

Tenía razón la joven: más de la mitad de las muertes (51.5%) que ocurrieron en el Perú, en 1978, corresponde a niños que no llegaron a cumplir los cinco años.

Pues bien: para estos niños propone la Ley de Educación y Cultura distribuir nociones de gramática, historia y geografía mediante la más sofisticada tecnología educativa elaborada en Estados Unidos, estado de Florida, Universidad de Tallahassee. Olvidan los partidos de gobierno, que la educación es fenómeno supraestructural, reflejo de la vida económica del pueblo. Y que, por consiguiente, la educación en las regiones más empobrecidas del país tiene que situarse a la altura del desarrollo —o más bien subdesarrollo— de sus fuerzas productivas.

Tal educación, antes que informaciones culturales, necesita difundir formas y maneras de preservar la salud, organizar acciones que garanticen a los niños una existencia más digna y capacitar a la comunidad en la lucha para conseguir alimentos que derroten a la desnutrición, estímulos para desarrollar la inteligencia de los niños y medios para librarse de las minusvalías sociales que ahora les aqueja. (Castillo, 1982, p. 11)

Referencias

Castillo Ríos, C. (15 de marzo de 1982). Quiénes están más cerca de la muerte. Diario La República, p. 11.

 [Fotografía de la Revista La Chispa]. (Lima. 2012). Archivo fotográfico de la “Revista La Chispa”. Lima, Perú.