El niño campesino
Escribe Carlos Castillo
Ríos
Reeditado por Marco
EspinozaS.
Sector
humillado y sojuzgado por el poder español durante la Conquista y el
Virreinato, el campesino peruano ha seguido siendo vejado y dominado durante la
República. José Carlos Mariátegui señala:
A la república
le tocaba elevar la condición del indio, Y contrariando este deber ha
pauperizado al indio, ha agravado su depresión y ha exasperado su miseria.
En estas
circunstancias a nadie llama la atención que los campesinos estén en la base de
la pirámide, constituyendo el grupo más oprimido de la sociedad. Por razones
económicas, políticas y culturales que los sistemas de producción explican, el
campesino carece de poder político y participa muy poco o no participa en
ninguna toma de decisión.
Su vida gira en
torno a la tierra y la familia. En periodos constitucionales ni siquiera tiene
derecho al voto por razón de su analfabetismo. Sólo a partir de los últimos
años, especialmente gracias a la Reforma Agraria, empieza, tímidamente, a
hablar de cooperativa, federación o sindicato. Pero ya es algo.
El campesinado
no constituye, sin embargo, un sector uniforme: una gran parte de él vive
aislado, confinado a lugares que sobrepasan los 4 mil metros sobre el nivel del
mar, lejos de la llamada civilización. Por vivir apartado de todo mercado, no interviene
siquiera en la comercialización de sus productos, beneficiándose en forma muy
limitada de su propio trabajo. Quienes habitan en zonas más accesibles y menos
inhóspitas, sacan provecho en mayor proporción de su esfuerzo físico. Ellos han
dejado generalmente de ser monolingües (quechua, aymara o dialectos selváticos) para
hacer uso, aunque sea en forma limitada, del idioma dominante: el castellano
Unos y otros
satisfacen de manera deficiente sus necesidades primordiales. La diferencia es
sólo cuestión de grados. Viven, no más. Inhabilitados como están para ubicarse
en un plano de igualdad con los otros sectores sociales, constituyen el
problema profundo del país en su conjunto.
De acuerdo al
censo de 1961, de un total de 8'241,000 personas mayores de 5 años, casi el 40%
tenía como lengua materna algún Idioma aborigen. De ellos, el 50% era
monolingüe, lo que quiere decir que en aquel año existían casi dos millones y
medio de peruanos incapaces de expresarse en la lengua oficial del país.
Los campesinos
peruanos de origen andino y selvático todavía viven, sin embargo, en un mundo
de creencias mágicas llenas de contenido humano y solidario. No rinden culto a
la propiedad privada, no obedecen ciegamente a las leyes de la división social
del trabajo. Niños, mujeres y hombres, participan en la tarea productiva y en
la medida en que están desvinculados del sistema capitalista, no son víctimas
de los procesos de alienación que en cambio se apodera cada día más de los
habitantes de la ciudad.
Para los
pobladores de la sierra, por lo menos para los de avanzada edad, las montañas y
los ríos siguen siendo dioses cuyos misteriosos designios sólo algunos pueden
descifrar. El mundo está animado a imagen del hombre. Para ellos, como lo dijo
José María Arguedas (1966)[1]:
...el ser
humano es sólo un elemento predominante pero no absolutamente dominador sino
subordinado a la voluntad o fuerza de otros mayores (ríos, precipicios, ciertos
insectos, montañas, plantas alimenticias).
Referencias
Castillo Ríos, C. (2021). Los niños del Perú. Clases sociales, ideología
y política. Ediciones Realidad Nacional; Colambo Editores. (Original
publicado en 1974).
[Fotografía de Diego
Rivera]. (México. 1935). Archivo fotográfico de la Hemeroteca de la Revista La
Chispa.
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