La realidad social del
adolescente y sus familias
Escribe: Marco EspinozaS.
Ya no puedo seguir callando
ante tantas atrocidades que suceden en este gobierno de la señora Dina, cada
minuto que transcurre salen cortinas de humo, psicosociales, etc., para
encubrir el robo que les hacen a todos los peruanos. Robo en la policía, robo
en el Ministerio de Salud, robo en el Ministerio de Energía y Minas y en todo
el aparato estatal, por otro lado, observo a niños vendiendo caramelos,
lustrando zapatos, drogándose, además a ello: niños que duermen en las calles,
niños desnutridos, etc., y de los hospitales podemos decir tantas cosas como la
indiferencia descarada sobre cómo se despilfarra el dinero en el gobierno
actual. La prensa pelele y marioneta es cómplice a lo que hoy sucede, son ellos
los que cumplen el papel de mal informar y generar caos para que de esa manera
las personas más humildes sigan ciegos y preocupados por si mismos sin
importarle al otro.
Hoy el gobierno
promulga una Ley 32330, ley que modifica los artículos 20 y 22 del Código Penal
para que los adolescentes de entre 16 y 17 años puedan ser procesados penalmente como adultos si cometen delitos graves. Como pretenden decir que los adolescentes serán
juzgados como adultos cuando ellos mismos los han empujado a que sean adultos,
cuando ellos mismos los han empujado a que cometan esos delitos, al respecto
nos dice Castillo (1974): el niño o infante es parte de una familia, la familia
es parte de una sociedad; la sociedad, en este caso la sociedad peruana, no es
uniforme, sino más bien está conformada
por clases sociales
bien diferenciadas. Por
lo tanto “cada
uno de estos
grupos humanos llamados
familia cumplen el
papel que las
relaciones de producción, la lucha de clases y la evolución
de la sociedad les ha asignado” (p.28).
El adolescente
que comete delito es parte de una familia y de ante mano de una sociedad y esta
sociedad en la que vivimos es de clases, no es lo mismo un adolescente que
tiene todo a su alcance y un adolescente que tiene que llevar dinero a su casa
pues sino le cortan el agua, le cortan la energía, no podría alimentarse, no podría
vestirse ni mucho menos atenderse en un hospital y comprarse la medicina que le
recetan, esa es la sociedad en la que vivimos. Me pregunto si actualmente estos
hijos del pueblo que nos gobierna han pensado en eso cada vez que se gastan
millones de soles en armas, en relojes de oro, en recepciones y consultorías y
ahora en trenes viejos y contaminantes. Permítanme citar otro texto de Castillo
(1983):
Reviso
mis empolvados libros sobre adolescentes y, en verdad, me espanto. Resulta que
la adolescencia no se caracteriza solamente por ser un periodo de crecimiento y
maduración endocrino-genital acentuados sino, también, por ser época de
tensiones y preocupaciones en torno a los problemas vitales que agobian a él y
a su familia. El adolescente tiene, dicen los más connotados autores,
inquietudes, reacciones impulsivas, identificaciones generosas y audaces (p.11).
Claramente
lo dice un especialista en menores, el adolescente vive en un crecimiento de
tensiones y preocupaciones. Ahora sería bueno que en vez de crear leyes crearan
proyectos para acompañar a estos adolescentes de las zonas más humildes para
conseguir sus objetivos y de esa manera apoye a su familia y a la vez haga
empresa en su tierra. Basta ya de engañarnos a nosotros mismos cuando sabemos
que tenemos lo que tenemos porque lo hemos empujado a ello y trabajemos desde
las escuelas para cambiar nuestra sociedad de clases.
Este gobierno que hoy saca
Leyes y decretos de zonas de emergencia piensa que con ello acabara con la
delincuencia, el sicariato y las extorsiones, cuando saben que son ellos mismos
los culpables de lo que sucede, sin lugar a duda que atrás de todo esto esta
una mano negra, un cerebro acostumbrado a manipular las cosas para salir bien
librado de la justicia, tal vez sea un exagente de inteligencia que ya una vez
traiciono a la patria y que hoy lo premian en celdas de lujo y con Leyes para
que salga libre. Hace unos días inventaron una balacera entre personas vestidas
de policías y personas vestidas de delincuentes cuando al final ambos son
delincuentes, pretenden así decir que tenemos una policía que nos vigila,
cuando es todo lo contrario. El mundo sigue avanzando y las personas más
humildes siguen trabajando para sobrevivir a un aparato dictatorial e inhumano.
Al respecto en una cita de
Castillo citado por Canqui (2020), nos dice:
La
clase trabajadora y menos favorecida constituye la gran mayoría del país, por
su misma naturaleza de
padecer de opresiones
tienden a desconfiar
de todo. La
clase obrera en
general, “vive como
si vivir fuese
una obligación que
hay que soportar
sin quejas ni resistencias, con resignación” (p. 110). Por lo tanto,
resulta sumamente complicado que tengan expectativas sobre su futuro, pues su
filosofía de vida consiste en subsistir del día a día (p. 3).
Referencias
Canqui,
G. (2020). Reseña del libro Los niños del Perú. Espiral, revista de geografías y ciencias sociales, 2(4), 213 -
216. http://dx.doi.org/10.15381/espiral.v2i4.19539
Castillo Ríos, C. (21 de enero de 1983). Los
adolescentes de Ayacucho. La República, p. 11.
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