El Frente Único de Postulantes
Escribe: Marco EspinozaS.
Cuando llegas a culminar la escuela
empieza otra etapa que es el de ingresar a una universidad pública, no obstante,
empieza la odisea del “eterno postulante” —lo denomino así, al postulante, que
nace de los conos alejados de Lima Centro—.
El inicio del siglo XXI y las profecías
de algunos profesores que pensaban que con la llegada del año 2000 se terminaba
la etapa de la humanidad, sin embargo, nada de ello ocurrió. Todo lo contrario ocurriría
a inicios del año 2000, huelgas, marchas, movilizaciones y toma de carreteras
en todo el Perú, todo ello por la crisis social que se agudizaba cada día más y
más a consecuencia de las políticas públicas y privadas impartidas por el
gobierno fujimorista. Lo curioso es que “el eterno postulante” tenía que viajar
horas y horas por llegar a una academia en el Centro de Lima para prepararse en
matemáticas y letras y así poder conseguir la ansiada vacante que le permita
estudiar en una universidad pública.
Al recorrer las calles “el eterno
postulante” podría palpar la realidad ocultada por la escuela, que tras once
años de estudios, se lo había negado. El gasto de pasaje diario, el comer en la
calle y volver a su casa para dormir, fueron duros golpes que le propinaron el
día a día —se dice que el caminante se hace caminando—.
Así “el eterno postulante” tiene que
acudir cada mañana a la academia para aprender las preguntas posibles que
pudieran venir en el examen de admisión, que generalmente, eran dadas a inicio
y a mitad de año, además, de ello tendría que pagarse sus estudios, lo cual
generaba la pregunta: el de trabajar para poder estudiar, de ahí que más de un “eterno
postulante” tenía que salir de la academia al trabajo y así giraba su día a día,
sin embargo, tendría que quitarle horas de sueño para poder resolver aquellos
temas desarrollados en clase.
“El eterno postulante” tendría que
convivir con la realidad social el cual le permitió ser un crítico de lo que
sus profesores llamaban “el sistema”. En clase sus profesores dictaban y
explicaban, —el calor que hacía dentro de las aulas, más de 30 “eternos postulantes”
y el hambre invocaban al dios del sueño, que generalmente se daban al final de
cada fila—.
En el mundo del “eterno postulante” había
los que iniciaban un “anual” —se decía de los estudiantes que iniciaban en
marzo y culminaban en noviembre—, luego los que realizaban un “semestral”, que
eran los que estudiaban de julio a diciembre y finalmente llegaba “el repaso”
que era para estudiantes que habían tenido un “anual” y estaban listo para dar
el famoso examen de admisión. Pero la odisea del “eterno postulante” no acababa
ahí, a ello se sumaba que debería pagar un derecho por dar el examen de admisión
y también, las pocas vacantes, que las universidades ofrecían a ellos. Por
ejemplo en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, año 2001, habían aproximadamente
60 mil postulantes para 3500 vacantes y así en las demás universidades públicas,
con ese panorama nació el Frente Único de Postulantes (FUP), estudiantes de
diversas academias, como: ADUNI, César Vallejo, Auriel, Círculo, Lima San
Marcos, Pitágoras, Trílce, Cruz Saco, entre otras. Cito a continuación, un
fragmento de un volante que circulaba en aquellos años de marchas y plantones a
las afueras de la Decana de América —así se le llama a la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos:
El frente único de postulantes (FUP)
demandó a las universidades estatales y, en particular, a la universidad de San
Marcos, ampliar el número de vacantes para el ingreso a estas casas superiores
de estudio, así como una actitud de apertura que permita a los jóvenes acceder
en igualdad de condiciones a estudiar una carrera universitaria.
El FUP
sigue siendo un frente que nació a las afueras de las academias y que perdura
hasta la actualidad, y es que, hasta la fecha siguen los mismos problemas, hay
más vacantes para los que estudian en los llamados Centro Pre y los costos por derecho
de admisión son altos.
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