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domingo, 29 de diciembre de 2019

La escuela, arma secreta contra la subversión. Un escrito de Castillo Ríos C.




A continuación quiero presentar un artículo escrito por el AMAUTA Carlos Castillo Ríos, redactado y publicado en dos ediciones impresas, como lo fue el libro editado por Ediciones Realidad Nacional, llamado: Critica de los Planes de Educación de la “IU” y el APRA (1990) y el diario de circulación nacional, llamado “La Opinión”, esto a raíz de los planes de Izquierda Unida y el APRA, el cual dice:

EDUCACIÓN: DEBATE NACIONAL (12)
La escuela, arma secreta contra la subversión
Notas de Carlos Castillo Ríos
Recopilación de Marco Espinoza
Poco a poco se irían aclarando ciertos enigmas que enturbian el panorama de la educación nacional: de acuerdo al pensamiento de importantes estrategas militares, los centros educativos habrían sido el primer campo de acción de Sendero Luminoso, que se habría hecho fuerte gracias a la realización de una eficiente pedagogía subversiva.
Por consiguiente –pensaría el gobierno- las escuelas podrían ser el arma ideal para borrar a Sendero del mapa. Ronderos (campesinos) primero, y ahora escolares –mediante la  “Operación Sábado”-, constituirían los primeros contingentes civiles contra la subversión. Después se propiciaría la participación de otros sectores sociales.
Hay que dar a Sendero, diría la propuesta gubernamental, fuertes dosis de su misma medicina: si utilizaron la vía pedagógica para alterar el orden social en su afán de llegar al poder, que la escuela, institución que fueron los primeros en utilizar, sea el nuevo centro de operaciones para su eliminación definitiva. ¿Y cómo? Mediante dosis graduales de educación religiosa y formación militar proporcionadas no por docentes regulares, pedagogos que se profesionalizaron en varios años de estudios, sino por personal proveniente de la Arquidiócesis y las fuerzas militarizadas.
Esto explicaría, sin duda alguna, todo el movimiento creado por el Informe Matos Mar y la Resolución Directoral N° 156-A. el primero, como ya se comprobó, cumpliría el papel de cortina de humo, de elemento de distracción. Y mientras los civiles estaríamos entretenidos discutiendo si conviene o no, en estos momentos, una educación para la democracia, el desarrollo y la cultura; o si el Dr. José Matos Mar es antiaprista o no (elemento que aporta a la discusión, sospechosamente, un alto miembro del APRA como el Dr. Garcia Salvatecci… ¡Superintendente General de la Banca! en un lio absolutamente sin sentido), se pondría en vigencia, furtivamente, la “Operación Sábado”, aplicando los alcances de la tan criticada resolución directoral.
Al producirse la protesta de los maestros –rechazo por lo demás natural, lógico y humano-, la titular del ramo, en gesto generoso, otorgaría una gracia: la participación de los profesores, seria opcional. La asistencia de los alumnos, en cambio, seria obligatoria. Y así, este año funcionaria el nuevo currículo en el primer y segundo grados de primaria y en el primer grado de secundaria. Después, vendría lo demás… ¡sin la participación directa de los docentes oficiales peruanos!
GUERRA INTEGRAL
El 10 de este mes, bajo el sugerente título “Los civiles no están asumiendo su papel en la lucha”, el diario “Expreso”, en tres páginas completas, dio cuenta de un extenso dialogo “por momentos abrupto aún inseguro –pero dialogo al fin- “de los periodistas Jaime de Althaus y Jorge de Morell, con los generales Luis Cisneros Vizquerra, Sinesio Jarama y Clémente Noel.
Al presentar la entrevista los periodistas afirman: “Hasta hace muy poco, el debate público sobre la subversión y la estrategia para combatirla era casi imposible. El tema pertenencia  a una tierra de nadie en la que pocos se aventuraban. Se había instalado un diálogo de sordos entre civiles y militares”. Y así fue, en efecto: se bloqueó el debate público sobre el conflicto armando a tal punto que aún quedan, en nuestro medio, expresiones patéticas de esa política del avestruz a la que se adhirió también, con su silencio, el Informe Matos Mar, confirmando su falta de conexión con la realidad.
Lo principal de la tesis de los estrategas militares es que estamos frente a una guerra integral. Por eso sostiene la necesidad de involucrar a la población civil y, con ella, organizar bases contraguerrilleras de una gran movilidad. Todo esto no sería tema de nuestro debate  si los mismos generales no hubieran extendido sus declaraciones hacia el terreno que analizamos: el sistema educativo.
SENDERO
El general Noel dice: “Justamente, Sendero nace en la Universidad San Cristóbal de Huamanga y en el Colegio Huamán Poma de Ayala. Es el semillero. Catedráticos, alumnos, metidos en el problema. Salen las primeras promociones y van al área rural. Allí comienzan a trabajar con los niños de cinco años. Sin ningún control”. Más adelante agrega: “Cuando interviene la Fuerza Armada encuentra que en lugar de Grau, Bolognesi, Cáceres o Quiñones, están el Che Guevara, Mao Tse-tung, Trotsky pintados. Hemos tenido que lijar las paredes. Es, pues, un proceso de concientización de veinte años, donde el niño se le ha tomado desde los cinco años. Y no fue entonces la banderita peruana sino la banderita con la hoz y el martillo. Pero nadie dijo nada. El Sector de Educación no hizo nada”.
CONCIENTIZACION
Y aquí está el quid de la cuestión. Sendero Luminoso pues, según esta tesis, existe merced a la acción de profesores de Ayacucho, quienes ideologizaron a alumnos de la universidad y de un colegio, para que, ya graduados, vayan a las zonas rurales a distorsionar la mente de los niños y adolescentes. En breve: el origen de Sendero y los otros grupos subversivos nada tiene que hacer con factores sociales y económicos. La explotación, la miseria, las dificultades para sobrevivir, no existen. Tampoco la injusticia social. La subversión es el resultado de una campaña de concientización llevada a efecto por profesores senderistas durante veinte años sin que las autoridades educativas hayan hecho nada por evitarlo.
CUESTION DE BANDERITAS
El error que suelen cometer los políticos y, a tenor de las declaraciones hechas por los generales Noel, Cisneros y Jarama, también los militares de alto rango, es la desconfianza y la subestimación al criterio, buen juicio y madurez del pueblo. Creen, políticos y militares, erróneamente, que el pueblo es ciego, sordo e insensible; que no sabe nada y que basta ponerle banderitas para transformar su pensamiento, su signo ideológico, su concepción del mundo y hasta su manera de responder intelectual y conductualmente, a las incentivaciones políticas.
Aprecian, pues, los más complejos asuntos con una simplicidad y candorisad impresionantes. Todo, para ellos, resulta tan sencillo y simple como llegar a una comunidad andina, costeña o selvática del país, llevando nuevas banderitas, esta vez con los símbolos de la patria en lugar del rostro de líderes de la revolución mundial y ya está, ¡asunto arreglado! Alrededor y detrás de la actitud subversiva, no hay una larga historia de postergaciones y abusos; tampoco contradicciones graves y motivaciones sociales, económicos, ni políticas. El hambre, las enfermedades, las injusticias sociales, la inmoralidad y la desigual distribución de oportunidades sólo existen en la acalorada mente de algunos intelectuales. De manera que la violencia que impera en el país es asunto de profesores, escuelas, colegios y universidades. El problema de la subversión es fundamentalmente problema educativo (¡).
Dan ganas de preguntar: ¿son o se hacen?
PRIMERO LA LEY
Pero sería discriminatorio comentar sólo al general Noel, también sus compañeros de armas dijeron lo suyo. El general Cisneros Vizquerra:
-       “¿No sería mejor que el director departamental (de educación) de Ayacucho vaya y diga (al comando militar): “General, he detectado a estos maestros senderistas, ¿qué hacemos?”.
El general Jarama, por su parte, aporta algo mucho más positivo:
-       “Este accionar hay que enmarcarlo en la ley. ¿Cómo se ejercita el comando político militar? ¿Hasta dónde llega la administración de un área en estado de excepción? “El poder político… (debe) establecer bajo que lineamientos legales debe participar la población organizada en la lucha efectiva y real contra la subversión”.
Esta opinión es sumamente aleccionadora. Las acciones militares y, también, naturalmente, la educación de los niños peruanos, deben ser fijadas y limitadas por la ley. Para eso hay un poder Legislativo. De manera que la Resolución Directoral N° 156-A no tiene autoridad, potestad, ni derecho, a modificarse sustantivamente las acciones de la educación institucionalizada. Debería, por consiguiente, ser inmediatamente derogada por invadir campos que no le corresponden. Hágase la consulta jurídica a cualquier organismo jurisdiccional y se tendrá la respuesta.
RECUERDOS DEL GENERAL NOEL
“El problema se solucionó en Iquitos descabezando a la dirigencia del SUTEP. Me recogí a los 45 dirigentes del SUTEP los 10 más bravos se fueron al Sepa y los demás a las cárceles de Huallabamba. Sesenta días se comieron (encarcelados). Pero se reiniciaron las clases”. (Expreso, 10 de abril de 1988) (Castillo, 1989, p.9)
Referencia
Castillo Ríos, C. (17 de abril de 1989). La escuela, arma secreta contra la subversión. La Opinión, p. 9
[Fotografía del Diario La Opinión]. (Lima. 1989). Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú. Lima, Perú.
 


sábado, 21 de diciembre de 2019

LOS NIÑOS EN COMPLETO ABANDONO POR CASTILLO RÍOS



LOS NIÑOS EN LA CALLE Y DE LA CALLE
Por Espinoza Marco
Cada mañana cuando las personas salimos al centro de Lima o algún distrito vecino, nos percatamos de los miles de niños que se encuentran en la calle, algunos en completo abandono, otros trabajando; ya sea lustrando zapatos, limpiando autos, vendiendo golosinas, etc., sin embargo muchos de ellos son víctimas de la viveza limeña, otros niños son explotados por unos sinvergüenzas, hay también la trata de niños y existe un numeroso grupo de niños que sale a las calles por la situación social de sus padres, tienen que ayudar a sus progenitores porque ellos no encuentran trabajo, al respecto uno de los grandes maestros que se dedicó a este tema de la infancia fue el catedrático sanmarquino: Carlos Castillo Ríos, doctor en Educación, abogado, periodista y autor de la obra, Los Niños del Perú, sobre este tema quiero destacar el siguiente escrito:
Tratare de explicarme: todos hablamos “del menor en estado de abandono en el Perú”. Lo hacemos con gran naturalidad. Sin embargo, jamás nos hemos detenido a pensar seriamente en ¿Quién es el menor abandonado en el Perú? o mejor dicho, ¿a quién llamamos, en el Perú, menor en estado de abandono?
(…)Todo esto es fácil de expresar en una conferencia y entenderlo. Lo difícil, lo verdaderamente complicado, es probar a nuestros gobernantes que los problemas de los niños son nada más, pero nada menos, que los problemas de la sociedad. Y, por consiguiente, requieren de una solución global y no parcial ni sectorial. Es decir: si queremos hacer algo por los niños en situación irregular tenemos que atacar el problema de la miseria, del desempleo, de la injusta distribución de la riqueza. Y, también, naturalmente, de la dependencia externa. Esto también significaría que en conferencias como ésta no deben estar sólo trabajadores sociales, psicólogos y educadores con sensibilidad a los problemas de los niños, sino, también, y principalmente, los políticos, los ministros de Estado, quienes conducen al país. Nosotros, que nos vemos las caras en todas las reuniones sobre niños ya estamos convencidos que hay mucho por hacer en favor a la infancia abandonada, pero muy poco podemos ayudar desde el ángulo de nuestras especialidades y de nuestra falta de poder político. El problema de la infancia abandonada es el problema Perú y, por consiguiente, su solución corresponde a toda la comunidad peruana pero, especialmente, a quienes orientan -sin participación de la ciudadanía- los destinos de la patria.
Pero acerquémonos un poco más a estas ideas: si admitimos que son menores en estado o en situaciones irregular todos los niños que tienen algún tipo de deficiencia afectiva, nutricional, educativa o física, tendríamos que admitir que estamos hablando de un problema que afecta a 3 o 4 millones de peruanos. ¿Podría ofrecer el Estado tratamiento individual e institucionalizado a tal cantidad de menores? Imposible; porque los problemas de esos niños son los de sus familiares; y, en ese caso, tendríamos que duplicar o triplicar aquellas cifras. No estamos, pues, frente a enfermedades sino a endemias. No vivimos, como en Europa y los Estados Unidos, refiriéndonos a contados niños que constituyen la excepción de regla, sino a la población mayoritaria del Perú. ¿Hemos pensado alguna vez que vivimos en un país cuya mayoría está en situación irregular? ¿Cómo pueden ser considerados niños regulares, sanos y normales aquellos que no tienen agua, desagüe, energía eléctrica ni suficiente alimentación?
(…) Estas serían algunas de nuestras ideas iniciales –muy generales por cierto- sobre el problema de los niños. Sin necesidad de apelar a cifras –que no tenemos- hubo un diagnóstico implícito en todas nuestras afirmaciones y él es, por ahora, dramáticamente negativo. Los niños en el Perú están muy mal en su enorme mayoría. Y lo seguirán estando mientras nosotros no ataquemos la situación global del país, desde su raíz más profunda. Creo que no seré considerado como elemento subversivo por afirmar que la trágica situación de los niños tiene que ver con la dolorosa situación del Perú. Un país pobre, gobernado por fuerzas externas que lo explotan y humillan, mal puede tener una infancia sana y feliz. (Castillo, 1986, pp. 19-26)
Lo realizado ahora ultimo por la Subgerencia de Fiscalización de la Municipalidad de Surco, en conjunto con la División contra la trata de Personas de la Policía Nacional del Perú y el Ministerio Público, al rescatar a 15 niños de la calle, solo son paliativos, calmantes en épocas de fin de año, creer que eso soluciona el problema real en el cual se encuentran los niños del Perú, donde muchos de ellos no tiene un hogar, donde muchos de ellos no cuenta con una casa con agua y desagüe, otros de ellos no tienen para consumir los alimentos ideales para un niño y mucho menos cuentan con la opción de llegar a las escuelas porque sus preocupaciones son otras como ayudar a sus hermanos y padres, como lo dijo ya Castillo Ríos el problema es de nuestra sociedad y de los gobernantes, si esto no cambia seguiremos iguales, por ahora cada niño piensa en buscar dinero para sobrevivir a esta cruda realidad que los lleva a ellos al abismo, siendo ellos el motor de un cambio social urgente para nuestro país…
Lima, 12 de marzo de 1986
Referencia
Castillo, C. (1987). Diagnóstico del menor en situación de abandono en el Perú. En TIPACOM (Ed.), El menor en situación de abandono, alternativas. (pp. 19-26). TIPACOM: Lima, Perú.
Página web de la Municipalidad de Surco: https://www.munisurco.gob.pe/policia-rescato-a-15-menores-explotados-laboralmente-con-apoyo-de-ministerio-publico-y-fiscalizacion-de-surco/?fbclid=IwAR1oOenxTBLQ1_kHO0YiZgmVt8wFtAEnDd8pVGyZQsMDHgpBsImY3h_l42w