En esta pandemia sanitaria (SARS COV 2.0) los que más han
sido afectados son los niños, aquellos que deambulan por las plazas y parques a
la espera de ganarse un centavo, como decía el catedrático sanmarquino, Carlos
Castillo Ríos, los problemas de los niños son los problemas que actualmente
tiene la sociedad, si tanto nombran a los niños en sus conferencias de prensa,
no olviden que hay niños en las calles, mucho de ellos sin hogares y sin un pan
bajo la manga, en nuestra sociedad hay miseria y hambre, hay indiferencia y
desigualdades sociales, al respecto nos dice el autor de “Los Niños del Perú”:
Los niños que los sociólogos no ven
Escribe Carlos Castillo Ríos
Reeditado por Marco Espinoza

Lo concreto es que Lima, hoy por hoy,
es la ciudad de los niños mendigos y, sin embargo, no tenemos siquiera estadísticas
sobre la materia. Se cuentan, sin embargo, por millares los niños que desde los
tres años, salen a pedir unos centavos. Otras veces van con sus padres o con
personas adultas que se hacen pasar por sus progenitores. En todas partes del
mundo la mendicidad ha estado unida a la explotación humana y Lima, indudablemente,
no es la excepción.
Los niños merodean por avenidas,
mercados, edificios públicos, terminales terrestres, centros comerciales,
plazas, cines y cuanto lugar se destina a concentrar personas. Es probable, sin
embargo, que todos esos niños no sean desamparados ni, como se suele decir, estén
en estado de abandono. La mendicidad infantil, en los países donde existe
desempleo y miseria, suele ser producto de variadas formas de explotación por
parte de adultos que, desde la sombra, trafican con la conmiseración humana.
El problema de la mendicidad infantil
es pues expresión de otros males aún más horribles y cuyas consecuencias se
proyectan al porvenir. La mendicidad es una modalidad de conducta desviada, que
no se distingue mucho de la vagancia y que, eventualmente, se puede emparentar
con la drogadicción y el robo para terminar, después, en el crimen organizado. No
es sino cuestión de tiempo. Los niños mendigos, en sus incursiones callejeras
para subsistir, suelen pasar con facilidad de la mano que se estira para
recoger una limosna, al puño, a veces armado, que toma a la fuerza lo que es
ajeno. En otras palabras: esos niños que ahora piden dinero, alimento o ropa,
en menos de diez o doce años más, corren el peligro de ser los atracadores de
personas y asaltantes de bancos. Es una evolución casi programada. Los “gamines”
de Bogotá de hace una década son ahora los terribles “gángsters” de Colombia. Es
lógico, por otra parte, que así sea. ¿Es que puede esperarse adultez normal y
trabajo honesto por parte de quienes están siendo tan vilmente humillados por
una vida de mendicante? (Castillo, 1982, p. 11).
Referencias
Castillo Ríos, C. (16 de agosto de
1982). Los niños que los sociólogos no ven. La
Republica, p. 11.
[Fotografía de Marco Espinoza]. (LIMA.
2020). Archivo fotográfico de la “Revista La Chispa”. Imágenes extraídas de la
Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú: Lima, Perú.
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