DESPUÉS DE UNA
LARGA Y OSCURA NOCHE...
Escrito por Ezequiel Castillo
Savinovich
Estoy cómodamente sentado en mi jardín
mientras veo mis zapatos sin lustrar que ya no recorren calles. Miro a mi
izquierda y me entero cómo creció el cactus como queriendo abrazar el cielo. La
buganvilla llena de flores también ha crecido y no extraña al jardinero, y se
la ve feliz albergando hermosos pájaros amarillos en sus ramas... Algo me
vuelve a la realidad. Las noticias. Torpedean mis sentidos como finos y
delgados espetones y me escondo tras un buen libro efectiva trinchera contra
ese morbo que hostiga y persigue. Cuantos murieron hoy mi curiosidad pregunta y
cedo sin querer, no sé si sin querer, devorando novedades, bebiendo su jugo
amargo, agrio, penoso y lucho. No quiero ser un atrapado de la vorágine que
marea, de este remolino malsano que alucina y confunde... Extraigo mi guitarra
escondida, postergada...y canto con mi voz desentrenada...y olvido por momentos
lo que todos saben y nadie en realidad sabe.... No darse un apretón de manos,
evitar el placer de un sincero abrazo, ocultar el rostro, esconderse entre
cuatro paredes parece la solución...y el enemigo sonríe...con esa mueca que
tienen solo aquellos embozados en las sombras que pareciera decir...te espero,
tengo paciencia... Los tanques, los fusiles, los aviones se oxidan, no sirven
para esta guerra y me pregunto si alguna vez sirvieron... los astros del fútbol
descansan mirando los estadios vacíos... Médicos, enfermeras luchan hasta que
el cansancio agobia...pero siguen lidiando venciendo la fatiga... Y seguirán
luchando, seguiremos, se irán creando las conciencias de muchos hasta ahora
sepultadas y aprenderemos las lecciones y no seremos los mismo en esta nueva
etapa de un mundo renacido que seguirá adelante y todos habremos cambiado,
amando la Naturaleza y la vida, convirtiendo los miedos en sonrisas y volverán
los besos y los abrazos y veremos cómo retorna el sol y la luz y la claridad después
de una larga y agitada noche...
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