La “madriguera” sanmarquina
Escribe Carlos Castillo Ríos
Reeditado por Marco EspinozaS.
Los alumnos de San Marcos que en 1980 ingresaron a la Facultad de Derecho (aula 347) han logrado reunir cerca de 35 millones de soles organizando un curso de análisis, debate y difusión del nuevo Código Civil, contando con la participación de los más reconocidos especialistas. A este evento que tiene lugar en el Colegio Guadalupe y que comenzó en mayo y terminará en julio, asisten, inclusive, estudiantes de leyes de la Universidad Nacional del Cusco.
Los sanmarquinos ponen ahora aquella cantidad como base para la construcción de un auditorio que permita realizar, periódicamente, eventos culturales en beneficio de la comunidad limeña. Antes, esos mismos alumnos, organizaron actuaciones similares sobre las Doscientas Millas de Mar Peruano, los sucesos de Uchuraccay, la Legislación Petrolera, el Tribunal de Garantías Constitucionales, así como otras instituciones que crea la nueva Constitución del Estado.
Curioso pero cierto: trabajan los muchachos, aprenden en los debates jurídicos que promocionan y, lo que produce en dinero dichos eventos, lo ceden para la difusión de la cultura en Lima. Esa es una muestra de lo que son los “terribles” sanmarquinos, los sospechosos de terrorismo, los satanizados estudiantes de la primera universidad peruana. Otros están, ahora mismo, limpiando la ciudad universitaria con sus propias manos. Hay, además, quienes organizan jornadas curriculares, conciertos y eventos de la más variada función educativa. Lo que sucede es que sus acciones no las pueden difundir porque no disponen de medios para hacerlo y porque creen que algo y mucho se tiene que hacer en el país, sin tener que caer en los tenebrosos dominios de la publicidad.
No es ésta, sin embargo, una respuesta al cúmulo de cargos y acusaciones, generalmente calumniosas, que se hace al estudiantado sanmarquino. Los alumnos de la más antigua y prestigiosa universidad del país siempre han estado al servicio de la cultura nacional y cualquiera lo puede confirmar teniendo en cuenta que:
v Sólo en marzo de este año se han llevado a efecto 21 funciones teatrales gratuitas en la pequeña sala de la universidad más conocida por TUSM. En abril fueron 19 y 22 en mayo. Simultáneamente se ofrecieron otras presentaciones más, en los pueblos jóvenes.
v Hace poco el Teatro Universitario de San Marcos cumplió sus Bodas de Plata contabilizando 5 mil funciones teatrales gratuitas presentadas dentro y fuera de la institución. Para realizar esta tarea —sin precedentes en la vida de cualquier universidad del mundo— no bastó el entusiasmo y la devota consagración del Dr. Guillermo Ugarte Chamorro, director del TUSM, sino también el aporte de los estudiantes tan maltratados e incomprendidos por el oficialismo.
v Dos veces al mes se realizan en el TUSM tertulias teatrales.
v Hasta el 1°. de octubre de 1984 ya llegaban a 1,000 sus publicaciones. Pero, claro, a mimeógrafo y en el más barato papel periódico.
v Ninguno de los buenos actores teatrales del país, ha dejado de trabajar en aquel pequeño escenario. Pero, naturalmente, siempre han actuado gratis, por amor al arte y por consecuencia al publico que no puede pagar una entrada a un acto cultural.
v Las más importantes investigaciones teatrales del Perú, se han hecho en el TUSM. Pero, obviamente, a costa de esfuerzo personal y sin presupuesto alguno.
Todo esto podría parecer leyenda, propaganda o defensa de una universidad nacional, agredida económica y verbalmente. Pero hay una forma de comprobar lo que se afirma: como a los detractores de la primera universidad del país les sería difícil ir a los pueblos jóvenes donde los sanmarquinos hacen teatro gratis para el pueblo, les basta asistir, cualquier sábado o domingo, al local del TUSM (Lampa 833) a las 7 p.m. para conseguir asiento. Media hora después se levantará el telón. Justamente estos últimos meses se está presentando “La madriguera” que es una hermosa pieza de autor colombiano y en la que Hernando Cortez y Alberto Mendoza están, sencillamente, magistrales. Por rara coincidencia, ambos, muy conocidos en nuestro medio, es probable que realicen la mejor interpretación de toda su carrera.
Mereciendo aquella obra y su representación un escenario más amplio y mejor dotado, —el Teatro Municipal, por ejemplo— se pasa ahí, gratis y con la más ostensible ausencia de recursos, pero con la riqueza, el calor y la verdad que tiene el teatro, cuando es auténtico.
Esa es, general Brush, “la madriguera” de San Marcos. Puede usted verla, conocerla e investigarla, sin transgredir la inviolabilidad del campus universitario. Le va a gustar mucho. (Castillo, 1985, p. 13)
Referencias
Castillo Ríos, C. (15 de junio de 1985). La “madriguera” sanmarquina. La República, p. 13.
[Fotografía de Marco Espinoza]. (Lima. 2017). Archivo fotográfico de la Revista La Chispa, Lima, Perú.
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