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martes, 7 de enero de 2025

LA CASA DE LOS PETISOS POR CARLOS CASTILLO RÍOS

 

La casa de los petisos

 

Escribe Carlos Castillo Ríos

Reeditado por Marco EspinozaS.

 

La Casa de los Petisos, el complejo que aliviará la situación de los menores a quienes el hambre y la miseria empuje al trabajo ambulatorio y la mendicidad encubierta, se hizo posible gracias al entusiasmo que desplegó la Sra. Carolina Acuña de Orrego. El apoyo que le dio la empresa privada y la acción decidida del comité de Damas de la Municipalidad de Lima.

Sin embargo, el verdadero autor de esta hermosa realidad, se llama Víctor Caycho. Es él un periodista de “La República” que consagro varias noches de investigación y trabajo para poner al descubierto el horrible mundo y los innumerables peligros que asechan a los niños pobres de la capital. Sin sus crónicas dramáticas, lacerantes, dolorosamente reales, (y las fotografías que las ilustran) no existiría ahora el COMAIN (Complejo Asistencial Infantil Municipal).

Hagamos un poco de memoria. Víctor Caycho rompió el silencio cómplice que la hipocrática ciudad dedica a los niños pobres y atacó el tema con fibra, con dramatismo, con garra. He aquí algunos de sus titulares: 


·         Casi todos los niños mendigos son violados. Hay pequeños que trabajan toda la noche en la calle. Otros no tienen donde dormir, comen lo que pueden y comienzan un camino equivocado.

·         Miles de nuestros niños abandonados a su suerte. No tienen qué comer, se drogan, no tienen futuro ni esperanza.

·         Mafia obliga a niños a robar por drogas.

·         Estos niños no saben de juguetes. Abandonados a su suerte, tienen que ganarse el pan con el sudor de su frente.

·         Tuberculosis mata a niños pobres de Lima. Alcanza terribles niveles en barrios humildes de la capital.

·         Cientos de niños duermen a la intemperie en Lima. No tienen más abrigo que pedazos de cartones o papel periódico.

·         Juan Carlos tiene 11 años y una familia y una familia que alimentar.

·         Venden cebollas de sol a sol para poder vivir. Huérfanos de madre, el padre los abandonó para irse con otra mujer.

·         Pequeños floristas trabajan hasta la madrugada. Venden rosas para llevar el diario a sus hogares.

Y así muchas crónicas más. Víctor Caycho presentó al país entero a Rodolfo, el Carbonero; a Rosa María una niña que vende galletas para poder estudiar; a Julio César, el pequeño emolientero que trabaja toda la noche para ayudar a sus 9 hermanitos y a Liliana, una linda niña de 11 años que vende rosas para alimentar a su madre enferma.

Al mismo tiempo el periodista de está casa visitó a personalidades y dirigentes de prestigiosas instituciones en busca de su opinión sobre este dramático problema. Y siguió escribiendo crónicas como estas:

·         Carrión Pollit propone Comité de Emergencia para salvar a niños abandonados.

·         Manuel Curotto, de la FEB dice: Daremos ayuda económica para salvar a los niños.

·         Mutuales apoyan Plan Pro Niños Abandonados.

·         Lannata Piaggio propone: Unamos empresas para donaciones a favor de la infancia.

Y recogió opiniones de Monseñor Metzinger, del Rector de San Marcos, de Gosta Lettersten, Carlos Shinomura, el Padre Bernardo Byrne, el Doctor Carlos Alberto Seguin, Monseñor Noriega Arce, etc. Después Guillermo Thorndike reunió a muchas personas y continuó la campaña. Y así quedó en la ciudad, gracias al periodismo nacional, la incómoda sensación de que todos, sin excepción, estábamos siendo cómplices de la dramática situación de los niños abandonados. 


Creo, sinceramente, que ésta fue una de las más hermosas batallas ganadas por el periodismo nacional. Yo he visto en manos de muchos científicos los recortes de las crónicas de Víctor Caycho cuidadosamente archivados como testimonios de una realidad que no se podía ocultar por más tiempo. Tengo en mis manos una voluminosa tesis que la señora Katia van Oort de Sánchez, una trabajadora Social holandesa, presentó, bajo mi asesoría, a la Universidad Católica. Trescientos alumnos de Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos buscaron niños que trabajan para hacer el relato de sus vidas e implementar así una investigación, que está en proceso, sobre el tema que difundió Víctor Caycho.

Y entonces entro a tallar la exquisita sensibilidad de la Sra. Acuña de Orrego y de sus colaboradoras y ahora, en Conde de Superunda 426, en Lima, se levanta un servicio destinado a aliviar la dramática situación que ha creado en la infancia desvalida, la indolente política del Estado. (Castillo, 1983, p. 9)

Referencias.

Castillo Ríos, C. (04 de noviembre de 1983). La casa de los Petisos. La República, p. 9.

[Fotografía de La República]. (Lima. 1983). Archivo fotográfico del diario La República y de la Revista La Chispa. Lima, Perú.

 

 

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