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jueves, 13 de febrero de 2025

LA ESCUELA: ELITISTA, OBSOLETA Y AUTORITARIA


 

Otra publicación que logró rescatar del polvo de la indiferencia y de los ácaros, no es una publicación más del Dr. Castillo, sino un escrito que describe como es vista la educación desde afuera y desde los escritos realizados por millones de personas. Presento pues de forma oficial un extracto del artículo titulado: “En defensa de la coeducación” y además, quiero expresar el saludo inmenso de los seguidores de Carlos Castillo Ríos, que desde ya esperan con ansias mi libro titulado: “Aportes pedagógicos de Carlos Castillo en la prensa peruana”.

 

En defensa de la coeducación

Escribe Carlos Castillo Ríos

Reeditado por Marco EspinozaS.

El Ministro de Educación tan consagrado hasta ahora al trabajo al trabajo de reprimir al magisterio, propiciar la circulación de textos escolares importados de España, propagar la tecnología educativa sistémica que auspicia el Departamento de Estado norteamericano y desmontar los avances de la reforma educativa de 1970, manteniendo e implementando sus errores, acaba de romper su habitual tono gris para levantar al tope las banderas del pasado. Como en España durante las primeras décadas de Franco que llegó a dividir algunas playas para que se bañen en un sector los hombres y en otro las mujeres, el ministro de Educación del régimen anuncia que se acabó, en el Perú, la coeducación y que, a partir del año escolar que se avecina, adolescentes de ambos sexos no podrán estudiar en las mismas aulas,  ni siquiera en las mismas escuelas del Estado.

(..) 

La escuela, ingeniero Muñoz, es una institución seriamente cuestionada en todas partes. Hay millares de textos y artículos que la consideran elitista, obsoleta y autoritaria. Se le acusa, en los países capitalistas, de hacer la defensa de un sistema cuyos dividendos benefician a pocos en desmedro de las mayorías. Se le dice que quiebra la natural espontaneidad y rebeldía del educando. Se le imputa que rinde más culto al “saber” que al “ser”, que gradúa principalmente a los alumnos de las clases altas y medias y, en cambio, repele a los niños del pueblo; que impone los patrones culturales urbanos a los hijos del campo y los propios de la mesocracia a los hijos del obrero o el agricultor.

(…)

La escuela, en síntesis, enseña a convivir en el mejor sentido de la palabra a hombres y mujeres resolviendo los falsos problemas que, de hecho, postulan las sociedades conservadoras que quieren hacer creer que el hombre debe ser el amo, la figura dominante, el dueño de la verdad; y la mujer, su servidora y cocinera fiel, sin derechos pero con un mundo de obligaciones por cumplir.

(...)

Volvamos a hacer razonables, señor Ministro. Bastante desprestigio tenemos en el exterior por expulsar a un refugiado político, para hacer el ridículo llevando a las escuelas a revivir épocas ya superadas aun en los países más conservadores del orbe (Castillo, 1983, p. 10).

Referencias.

Castillo Ríos, C. (24 de enero de 1983). En defensa de la coeducación. La República, p. 10


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