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domingo, 26 de julio de 2020

A 64 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN CUBANA


Ayer, 26 de julio, se ha conmemorado el 70 aniversario del asalto al Cuartel Moncada (Cuba, 1953), pero también se conmemora 65 años desde que el gran maestro Carlos Castillo Ríos piso suelo cubano, tal como lo redacto en este artículo, el cual dice:
La Habana está ahora más bella que nunca
Escrito por Carlos Castillo Ríos
Reeditado por Marco EspinozaS.
“Con tu revolución mi Cuba, a mi manera”
Julio Cortázar
El 26 de julio un puñado de revolucionarios dirigidos por Fidel Castro atacó el cuartel Moncada abriendo una nueva etapa en la lucha del pueblo cubano por la independencia de su patria. La victoria llegaría el 1°. de enero de 1959 al ser aplastada la dictadura militar reaccionaria que se mantuvo en el poder casi 7 años. Tal victoria sería ratificada definitivamente el 19 de abril de 1961, con el triunfo de Playa Girón sobre el imperialismo yanqui. El pueblo cubano, con esa epopeya, demostraría al mundo su voluntad de morir, si era preciso, por defender su revolución.
Cuba era, hasta 1959, un típico país latinoamericano, con niños mendigos, hombres desempleados, corrupción institucionalizada y miseria en los sectores mayoritarios de la población. Y, en cambio, lujo, opulencia y despilfarro, por parte de su clase dominante. Han pasado poco más de 26 años desde entonces. Cuba es ahora, en América, el único país inmune a la crisis económica mundial, con planes de desarrollo económico y social garantizados durante 15 años y, como si fuera poco, la más alta calidad de vida en América Latina.
LA HABANA CAUTIVA
            Conocí La Habana en agosto de 1958. El barco que me traía de Europa tenía que estar un día en ese puerto. Con nosotros descendieron también dos panameños de largas y cuidadas barbas, similares a las usadas por los guerrilleros cubanos que en aquel momento luchaban en la Sierra Maestra. La gente se alborotó entusiasmada en torno de ellos que pronto fueron detenidos por la policía de Batista.
            El barco, responsable por sus pasajeros, tuvo que permanecer en el puerto un día más para recuperar a los detenidos. Probada su identidad fueron liberados no sin antes sacrificar sus cuidadas barbas. Así, nos quedamos durante más de 2 días y pude ver algo de La Habana anterior a la revolución.
            Era ya una ciudad extraordinariamente bella aunque poblada también por desempleados que, estando en plena juventud, tenían que pedir limosna en las calles del puerto, para poder subsistir. El pueblo era discriminado por su situación económica o el dolor de su piel. El Barrio Chino, un sector de gantos de juego, prostíbulos y teatrines pornográficos, sombríos y asquerosos. Pero, en compensación, la ciudad tenia hermosos barrios residenciales que, aunque vedados para negros y pobres, eran, seguramente, los más bellos y de más refinado gusto de América Latina. Vivía allá la burguesía parasitaria que después se trasladó a Miami. La parte vieja de la ciudad, ahora finamente restaurada por la revolución, acaba de ser proclamada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Toda ella parece ser un museo abierto.
LA HABANA LIBRE
            La capital de Cuba tiene ahora cerca de 2 millones de habitantes. Sigue siendo el puerto de mayor movimiento en el país, aunque ahora luce muy mecanizada y mucho más limpia. En toda La Habana y en Matanzas, la segunda ciudad de Cuba, no vi un solo niño mendigo y sin zapatos, ningún desempleado, ninguna casa de latas, cartones o esteras. Al contrario: La Habana seria el paraíso del arquitecto Belaúnde Terry pues debe tener 15 o 20 veces más conjuntos habitacionales que Lima y que tanto apasionan a nuestro ex presidente.
            Asistí a un certamen educativo (“PEDAGOGÍA 86”) que congregó a más de 3 mil educadores de todo el mundo y no escuché que alguno le robaran, asaltaran o trataran mal. Se dice que La Habana es la ciudad más segura de América y, sin embargo, debe tener sólo un policía por cada 10 que hay en Lima y los de allá no llevan ametralladora en las manos ni gesto adusto y de pocos amigos en la cara. Al contrario son muy acogedores.
            La gente, en calles, tiendas y transporte público, es extraordinariamente amable, sonriente y gentil. Todo el pueblo es así: a la alegría del Caribe han agregado confianza en sí mismos y buenas maneras. Todos se detienen para ayudar y no son pocos los que se ofrecen para acompañar a los visitantes. No se aprecia ningún síntoma de discriminación racial. El 66% de la población es blanca, el 12% negra, el 0.1% asiática y los de más, el 21.9%, mestiza. Son muy extrovertidos todos: les gusta saber de dónde viene uno y se mueren de curiosidad por conocer la impresión que se tiene de su país y su ciudad de los que se sienten, visiblemente, muy orgullosos.
GUERRAS GANADAS
            ¿Cómo un país pobre, bloqueado y calumniado, pudo despegar y ahora se codea con el desarrollo? Los cubanos dicen que Fidel sabe el secreto de cómo se forma una conciencia política y un espíritu nacional. Se han acortado las distancias entre el trabajo manual e intelectual, se ha debilitado la contradicción ciudad y campo y, sobre todo, el pueblo participa en el desarrollo del país. Y lo hace a conciencia porque está plenamente informado de su situación real.
            Parece que la pretendida invasión a Cuba hubiese sido ayer. Lo tienen presente a cada instante y eso les recuerda que no se pueden dormir sus laureles. Tienen la mala suerte de estar a pocas millas de los Estados Unidos pero esa es, también su buena suerte, porque los mantiene unidos y alertas. Todos han participado en las guerras contra el analfabetismo, la enfermedad, el hambre y el frío. Y así, han hecho posible la revolución en la educación, la salud, la vivienda y la producción. ¡Y sabe que los desafíos que tienen en el futuro –todavía tienen muchos problemas que resolver también los irán ganando!
            Cuentan, claro está, con el apoyo solidario de mundo socialista. Pero sus logros no habrían sido tantos ni tan claros si no hubiesen participado todos en el desarrollo del país. Es que saben que es “su” país y que cada triunfo en el campo, en la escuela, el laboratorio o el taller, va a repercutir a favor de él y sus familias.
            Un chofer de taxi me pide mi opinión sobre Cuba y le expreso mi asombro por las calles sin basura, la belleza de la ciudad sin paneles de publicidad, las colas ordenadas y también respetadas por militares de alta graduación y naturalmente por la alegría de la gente que ha sabido conjugar política y son cubano: trabajo colectivo y chachachá.
Orgulloso el taxista me dice:
-¡Y porque nadie ahora se acuesta con el estómago vacío! (Castillo, 1986, p. 23).
(CONTINUARA)
Referencias
Castillo Ríos, C. (28 de julio de 1986). La Habana está ahora más bella que nunca. La República, p. 23.
[Fotografía de La República]. (Lima. 1986). Archivo fotográfico de la Revista La Chispa, imágenes extraídas de los archivos periodísticos del Diario La República en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú. Lima, Perú.

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