Para rehacer sus vidas…
Escribe Carlos Castillo Ríos
Reeditado por Marco EspinozaS
No me convenció el INABIF en muchos de sus programas a favor de los menores y familiares: los sentía asistencialistas y ciertamente alejados de los principios que patrocina el Bienestar Social y desvinculados de la realidad. Tenía noticias muy concretas sobre determinado burocratismo en su organización y carencia efectiva de normas técnicas en el funcionamiento de las instituciones a su cargo. Sin embargo, me entero que en la urbanización Naranjal de Comas acaba de abrir un hogar –provisional, supongo- consagrado a las madres adolescentes en estado de abandono y cuya edad fluctúa entre los 11 y los 18 años. No se han dado mayores detalles sobre este programa pero creo, un poco a simple vista, que se trata de un notable acierto.
Jamás, entre nosotros se ha hecho nada por quienes son víctimas de una precoz maternidad. Se trata, sin embargo, de un problema muy extendido y que ha encontrado sus mayores victimas precisamente en la población más desprovista de recursos. Y así han confluido siempre sobre los hombros de estas madres casi todas las desgracias: abandonadas por quienes les robaron la inocencia, suelen ser, al mismo tiempo, rechazadas por sus padres “por haber mancillado el honor de la familia”. Además, como si esto fuera poco a menudo se les cierra, inclusive, las puertas del mundo laboral ya que son muy pocas las personas que aceptan emplear como Trabajadora del Hogar ‘a’ mujeres que llevan un niño bajo sus brazos.Agréguese a tal situación el macaismo acendrado en nuestro medio. Con estos elementos en su contra sólo les queda a las niñas –madres los peligros de la calle en cuyo fondo les espera, como aparente y dolorosa solución, el oficio más antiguo del mundo. No encuentran estas madres, generalmente solteras, otra salida, ya que también sus hijos tienen necesidad de alimento, pañales y atenciones propias a su edad.
Pero esta no será una crónica sensiblera sino de aliento para quienes se acordaron de esas jóvenes y tuvieron la feliz iniciativa de abrir un programa en favor de menores de edad seducidas y cobardemente utilizadas después. Y esperamos que en aquella institución –que debe ser transitoria, repetimos- se destierre todo signo paternalista de pseudoprotector. Me imagino, por eso mismo, que se tratará de un hogar abierto donde la niña o joven madre tenga oportunidad de atender ella misma a su vástago, recibir mucho apoyo emocional y comprensión y de esta manera ser preparada para poder, en el futuro cercano valerse de sus propios medios. El aislamiento, aunque se trate de una prisión dorada, no soluciona sino agrava la situación de las personas.
Tengo la impresión que el ideal en programas en favor de las madres prematuras es que ellas recobren la confianza en sí mismas y su hijo se desarrolle con toda normalidad. Sólo así tendrán la oportunidad de rehacer sus vidas sobre bases más sólidas.
Referencias
Castillo Ríos, C. (19 de mayo de 1986).para rehacer sus vidas.... La Republica, p. 16.
[Fotografía de Marco Espinoza]. (Lima. 2020). Archivo fotográfico de la Revista La Chispa, imágenes extraídas de los archivos periodísticos del Diario La República en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú. Lima, Perú.
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