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viernes, 14 de agosto de 2020

EL CABEZÓN, UN ARTÍCULO DE CARLOS CASTILLO RÍOS


“El Cabezón”, ese desconocido

Escribe Carlos Castillo Ríos
Reeditado por Marco Espinoza
 
Nació en Lima, hace 7 años que circula por sus calles y plazas y,  sin embargo, no es conocido por todos. Y hay una razón para ello es una revista hecha por niños de todas las edades.
“El Cabezón” que ya va por el número 14, nació para compartir con todos las alegrías de Los Reyes Rojos, un centro educativo como hay pocos en el país y que, por original, por sincero, por abrir sus aulas a la vida y la alegría, sospecho que debe ser la escuela más visitada por el ministro Grover Pango.
Como revista no tiene “El Cabezón” la estructura académica de “QUEHACER” pero tampoco sus aires de documento importante. No hace concesiones a sus lectores así que no se parece a “CARETAS” ni “OIGA”. No cayó en la fiebre de la publicidad y eso lo distingue de las más conocidas publicaciones peruanas. Hace, sin embargo, periodismo de actualidad, y por eso en sus páginas –tengo a la vista su último número- no faltan ni las declaraciones “que gusta a la gente” de Pocho Rospigliosi, ni las páginas de humor, ni los pasatiempos, ni las serias investigaciones que tienden a develar los misterios del Perú. También destina paginas muy serias al arte y la literatura y por ahí he leído un dialogo con José Agustín Goytizolo, el celebrado escritor catalán, y con Vicente Feliú el cubano cantautor de la Nueva Trova que cada vez que pasa por Lima les va a cantar a sus amigos de Los Reyes Rojos.
Son niños los que hacen las entrevistas, los dibujos y las crónicas. Por eso seguramente su público no es más numeroso. Sucede entre nosotros que los niños muy niños son bien vistos porque todavía no pueden expresar con claridad sus juicios, críticas y puntos de vista. Los más grandecitos ya son sospechosos porque sin temor alguno dicen “NO” y con mucha frecuencia gritan “¡BASTA!” Los adultos que mantienen su alma niña no se sabe lo que dicen porque generalmente están presos o en el exilio o ya se han ido. Naturalmente me estoy acordando de Sybila Arredondo Vda. De Arguedas, cuya libertad no nos cansaremos de exigir.
Leyendo “El Cabezón” y asistiendo como tengo la suerte de hacerlo, a Congresos Pedagógicos de maestros del Perú, ciento el mismo orgullo que debe sentir el ministro de Educación por tener tan buenas escuelas –son pocas pero son- y tan sacrificados educadores. Anduve últimamente por Rioja, Moyobamba, Tarapoto, Ilo y Tacna y en todas partes encontré maestros que hacen honor a su profesión y enbririan de orgullo la plana docente y decente de la escuela más exigente del mundo.
Pero a ello les sucede lo que a “El Cabezón”: pocos lo conocen y por eso no lo admiran mucho. Pero el día llegará…” (Castillo, 1986, p. 22).
Referencias
Castillo Ríos, C. (22 de agosto de 1986). “El Cabezón”, ese desconocido. La República, p. 18.
[Fotografía El Cabezón]. (Lima. 1984). Archivo fotográfico de la Revista La Chispa, extraído de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú, Lima, Perú.

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