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sábado, 26 de septiembre de 2020

LA EDUCACIÓN EN TIEMPOS DE PANDEMIA

La Educación de los niños en tiempos del covid-19

Escrito por Marco EspinozaS


Lo acontecido este año con el derecho de la educación de los niños es la otra cara real de lo que venía pasando hace décadas, no es lo mismo la educación que recibía un niño del campo o de extrema pobreza que un niño de la zona urbana y de una familia adinerada, sus condiciones de ambos son diferentes, mientras el niño del campo no cuenta con las tecnología a su alcance, el otro niño vive bajo los adelantos de la tecnología, las brechas son inmensas sin haber tocado aun el tema de la nutrición, lo cual es fundamental en la salud de los niños. Al respecto nos dice el catedrático sanmarquino, Castillo Ríos (1974):

Por eso no es posible estudiar los problemas de la infancia atendiendo solamente a los rasgos individuales de los niños. Es necesario hacer mención a la naturaleza de la sociedad en que vive y a las características generales y específicas de su realidad: advertir si es rico o pobre; urbano o rural, opresor u oprimido. Cada una de estas variables –antagónicas. Van a determinar poderosamente el ser de ese niño y su futuro.

No son iguales, por eso, un niño burgués y un niño proletario. Ambos son niños, pero son diferentes. Pueden haber nacido el mismo día, en la misma ciudad, hablar el mismo idioma, estar sometidos a las mismas leyes jurídicas pero, por pertenecer a clases antagónicas, la sociedad, el médico, el profesor, el funcionario, el obrero y el campesino los ven diferentes y en el fondo lo son. Uno y otro tienen distinto nivel económico, social y cultural que se traducen en alimentación, vivienda, costumbres, gustos y creencias disímiles. Se trata, en verdad, de diversas clases de niños o, para expresarnos con más claridad, de niños de diferentes clases. (Castillo, 1974, pp. 14-15).

La otra cara de esta crisis sanitaria son los profesores, abandonados por el gobierno actual y por el Estado, dan integro a su profesión, el de velar por sus niños, no solo en el aspecto académico sino familiar y social. No es lo mismo hablar de un profesor que se traslada horas y horas por el campo para dar todo de sí porque sus niños aprendan de acuerdo a su ámbito social que la de un profesor que se encuentra en Lima y pueda tener la tecnología a su alrededor pero sin los medios para utilizarlo. Yo me pregunto ¿Si antes de la pandemia sanitaria los niños no entendían lo que se enseñaba en los claustros hoy con las clases online y auditiva se podrá entender?, como decía el gran AMAUTA José Carlos Mariátegui: “No es posible democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía y sin democratizar, por ende, su superestructura política”. Exactamente no podemos ignorar nuestra realidad social en la que vive nuestro país con la educación de nuestros niños, no podemos tapar con el dedo al sol, se busca que los niños vivan en otro planeta y que recién a los 17 años vuelvan a este mundo…

En el Perú como en los países de América Latina o Europa la educación obedece a los intereses de la clase dominante y explotadora. La escuela adolece del carácter científico democrático y revolucionario, manteniendo su función clasista de perennizar el sistema, reproduciendo la estructura socio-económica jerarquizada, estratificada, elitista, desigual e injusta, introduciendo la estructura ideológica que comprende que comprende el sistema de ideas, creencias, valores, actitudes, aspiraciones y patrones de comportamiento que ostenta la clase dominante, buscando el hombre conformista, pasivo, repetidor, individualista, competitivo, dependiente y egoísta. (Real, Cochachi y Guija, 1988, p. 16).

Se sabe que los niños no leen y hoy en plena pandemia nos preguntamos ¿los niños están leyendo o están navegando en las letras?, una vez más se evidencia las desigualdades sociales, mientras unos tienen los medios para seguir estas clases virtuales otros no cuentan con estos medios y allá en el rincón más lejano de nuestro país se encuentra Pedrito que no tiene un celular, una Tablet ni mucho menos una computadora, donde no llega las señales de radio ni de internet, ¿Para esos niños que solución ha dado el actual gobierno?, ninguna, se habla de millones de soles otorgado a las grandes empresas y se habla de millones de soles invertido por el Ministerio de Educación que no se refleja en los niños que más lo necesitan.

Los maestros del Perú no estamos dispuestos a ser cómplices para detener la marcha histórica y el cambio cualitativo de nuestra sociedad, es más, pensamos que no se debe educar para la vida sino educar en la vida misma, empezando por el conocimiento sensorial del mundo objetivo, percibiéndolo, describiéndolo, analizándolo, conceptualizándolo, reflexionando sobre sus relaciones internas y externas, enjuiciándolo, abstrayendo, generalizando y encontrando las alternativas para la transformación concreta de la naturaleza y la sociedad. (Real, Cochachi y Guija, 1988, p. 20).

Referencias

Castillo, R. (1974). Los niños del Perú: clases sociales, ideología y política. Lima: Perú.

Real, C. (1993). Historia de la Educación. Lima: Perú.

Real, C., Cochachi, Q. y Guija, B. (1988). Análisis Crítico sobre el Proyecto Educativo Nacional.  Lima: Perú.

 

martes, 22 de septiembre de 2020

El niño y la lectura de Kenneth Delgado

 

El niño y la lectura

Escribe Kenneth Delgado

Reeditado por Marco EspinozaS

 


Albert Einstein decía que el 60% de la enseñanza impartida en la escuela no sirve para nada y que si solo se enseñara a leer, pensar, y hablar se habría dado un paso muy importante en la formación positiva del hombre. Esto lo dijo criticando la educación enciclopedista de su tiempo, orientada solamente a la acumulación de datos y no al inteligente manejo de los mismos.

                ¿Qué leemos y cuánto tiempo dedicamos a la lectura? Según una encuesta citada por Danilo Sánchez, en su reciente publicación “Literatura Infantil, magia y realidad”, el peruano medio solo lee un libro cada dos años mientras que el europeo lee uno cada dos meses además de 14 periódicos y tres revistas. Evidentemente que el hábito por la lectura se genera desde la niñez, pero ello no es posible sin bibliotecas infantiles ni publicaciones para niños.

            La falta de hábito se refuerza con las tediosas clases de lenguaje y literatura en los colegios, dando mayor importancia a los datos bibliográficos y una lista de las obras principales de cada autor, reduciendo los textos mismos a una mínima expresión (uno o dos páginas), a veces el profesor “explica” la obra literaria en vez de poner al niño o adolescente en contacto con lo que dice el autor, sin intermediación.

Se afirma que en nuestro medio la televisión y la radio reducen el interés por la lectura en tanto que el número de televisores funcionando en los países altamente industrializados parece haber llegado a una saturación entre 250 y 400 aparatos por cada mil habitantes con un crecimiento que no sobrepasa el 3% por año. De otro lado, la lectura de textos impresos ha continuado aumentando, se publicaron tres veces más títulos de libros en 1980 que en 1950 y se imprimían cuatro veces más ejemplares.

Elaborar libros para niños y alentar su expresividad desde antes que sepan leer y escribir, son cuestiones claves para desarrollar el sentido estético y la habilidad de “jugar” también con la palabra. Y es que el niño se hace sensible a la palabra desde que balbucea y continua cuando comienza a redactar textos breves a partir de sus propias vivencias, pero esta sensibilidad literaria puede ser menoscabada cuando se le exige después que “aprenda” literatura en vez de asumirla en términos formativos.

Cuando el niño goza con la lectura se vuelve asiduo lector y va desarrollando su capacidad de observación, análisis, imaginación, sensibilidad y, sobre todo, mejora su habilidad expresiva. No debemos relacionar literatura solo con escolaridad, también es posible y necesaria la literatura oral entre niños menores de seis años, rescatando nuestra tradición oral. De ahí también la necesidad de vincular folklore y literatura infantil, ya que el hecho folklórico es la supervivencia de una etapa histórica distinta, que encierra autenticidad y posibilidades de recreación de los valores ancestrales de un pueblo, en la misma medida es justo afirmar que el niño es padre del hombre desde que el mito y la fábula corresponden a los albores de la humanidad y a la infancia. Esa identidad entre niñez y arte popular que se vertebra en la oralidad del folklore literario, es el punto de encuentro con nuestras raíces andinas, en la misma medida en que, por ejemplo, los cuentos de los hermanos Grimm son expresiones del folklore alemán.

Estas reflexiones y otras relacionadas a la lectura, bibliotecas infantiles, literatura infantil en el Perú, historietas y problemática de los autores de literatura infantil, son abordados por Danilo Sánchez  Libón en su libro “Literatura Infantil, magia y realidad”, obra que deben leer todos los educadores, padres de familia y personas interesadas en el niño peruano.

El libro contiene anexos muy importantes sobre eventos de literatura infantil, talleres y centros de creatividad, grupos de teatro para niños, teatro de títeres, etc. que ofrecen una visión actualizada sobre literatura y arte para niños en el Perú. (Delgado, 1986, p. 12).

Referencias

Delgado Kenneth. (17 de mayo de 1986). El niño y la lectura. La República, p. 12.

[Fotografía de Marco Espinoza]. (Lima. 2020). Archivo de la Revista La Chispa. Extraído de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú: Lima, Perú.


sábado, 19 de septiembre de 2020

DE TODO Y DE NADA: Coincidencias de Carlos Castillo Ríos

Coincidencias

Escrito por Carlos Castillo Ríos

Reeditado por Marco EspinozaS.

 


Regada la simiente y guardado el rebaño, a la hora en que los niños duermen, los trabajadores se congregaron frente al televisor para escuchar con atención al doctor –egresado de la Universidad Católica, dicen- que desde Lima iba a desarrollar el tema “El Perú actual: diagnóstico y pronóstico a la luz de las Ciencias Sociales”.

No hubo asunto ni problema que no fuera tratado, aunque en el más sofisticado lenguaje: la inflación, el déficit fiscal, la balanza de pagos, la inmoralidad administrativa, la morbi-mortalidad infantil, la deuda externa, la fuga de capitales, etc.

Dos horas después, cuando concluyó el monólogo (¡al fin!), los campesinos sin saber qué hacer ni qué decir, adustos, y con los ojos cargados de sueño, se quedaron en sus asientos, vacilantes, impertérritos, como petrificados. Hasta que el maestro de escuela exclamó:

-¡O sea que estamos hasta el cien de jodidos!

Sólo entonces respiraron aliviados y se fueron a dormir. Preocupados por el futuro del país, es cierto, pero con la satisfacción de coincidir, total y absolutamente, con los sabios conceptos de tan insigne académico. (Castillo, 1990, p. 20).

Referencias

Castillo Ríos, C. (viernes, 23 de marzo de 1990). De todo y de nada: Coincidencias. La República, p. 20.

[Fotografía de Marco Espinoza]. (Lima. 2019). Archivo fotográfico de la Revista La Chispa, extraído las imágenes del archivo de la Biblioteca Nacional del Perú. Lima, Perú.