Sin
lugar a duda que todos recordamos aquellos sucesos del domingo 5 de abril del
año 1992, cuando el expresidente del Perú, Alberto Fujimori Fujimori realizaba
un autogolpe de Estado. Desde ese entonces han transcurrido 26 años y hemos
podido palpar en carne propia la política dictatorial que realizo dicho
gobernante, el cual fue condenado por diferentes delitos, uno de ellos es el
caso de los jóvenes y profesores desaparecidos en su gobierno y porque no
mencionar también la corrupción que existió en sus 10 años de mandato. Hoy todos
sabemos que esa persona se encuentra en libertad gracias a la alianza que realizo el gobierno del expresidente Pedro Pablo K. y el congresista Kenyi
Fujimori. Actualmente ambas personas mencionadas están siendo investigadas por
la “justicia peruana”, delitos como corrupción de funcionarios, los famosos
hechos ocurridos en el caso ODEBRECHT y el hijo de Alberto Fujimori cuestionado
por el trafico de drogas y lesiones leves, entre otros hechos que lo único que han
demostrado es que han querido enriquecerse a cuesta del dinero sucio y de un
dinero de todos los peruanos, al respecto quiero transcribir un artículo que nos traslada a aquellos años, escrito por Carlos Castillo Ríos, doctor en Educación, periodista y abogado, es uno de los
peruanos que le dedico amplios estudios con respeto a la formación de los niños,
fue profesor principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y
considerado por muchos educadores como el padre de la Educación Inicial.
DE
TODO Y DE NADA
Dilema
Escribe Carlos Castillo Ríos
Reeditado por Marco EspinozaS.
Triste, dramática situación: ¿A qué presidente del Perú
respetar?
¿Merecen una lágrima, una leve
añoranza, el Parlamento, el Poder Judicial, el Tribunal de Garantías
Constitucionales, el Consejo de la Magistratura, el Ministerio Público o la
Contraloría General de la República, disueltos el 5 de abril de este año? ¿Eran
esas instituciones, acaso, expresión de democracia, de orden social?
No, indudablemente. Pero, ¿lo que no
pudieron hacer 3 poderes del Estado, lo podrá realizar una sola persona, solo
un hombre? ¿De dónde extrae sus poderes, qué intereses y quiénes están, ocultos,
detrás de él?
Mientras resolvamos estos enigmas
aprendamos la lección que nos ofrece la experiencia: no podemos seguir luchando
por personas, palabras, ni promesas, sino por conquistas sociales concretas que
mejoren el nivel de vida de las mayorías. Dejemos de preocuparnos de “el Perú”,
que es una abstracción, para pensar más, mucho más, en los peruanos.
Y, entre ellos, en quienes
atraviesan por mayores dificultades para sobrevivir. (Castillo, 1992, p. 14)
Referencia.
Castillo, C. (28 de abril de 1992). De
todo y de nada: Dilema. Diario La República, p. 14
Foto: Diario Gestion, 12 de febrero 2000
No hay comentarios:
Publicar un comentario