Uno de los cuatro grandes pensadores
que tuvo el Perú y América fue el poeta y escritor César Abraham Vallejo
Mendoza, nacido en la hermosa tierra de Santiago de Chuco (Trujillo), hoy sábado,
16 de marzo del 2019 le rendimos homenaje al cumplirse 127 años desde su
nacimiento (1892-2019).
En este país, en el que vivimos y el
cual también ha olvidado a sus hijos, hoy no le rinde el tributo que se merece,
César Vallejo fue alejado de las aulas y desterrado del Calendario Cívico
Escolar, hoy nos vuelve a decir: ¡Ah! desgraciadamente, hombre humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer.
hay, hermanos, muchísimo que hacer.
¡César Vallejo
olvidado por calendario escolar…!
Quienes afirman no haber apristizado
el Ministerio de Educación no han consagrado un día, una hora, un minuto
siquiera, para el recuerdo y homenaje a uno de los poetas más ilustres,
síntesis de la peruanidad y, además, pilar sobresaliente de la literatura
mundial: César A. Vallejo. ¿Por comunista, acaso?, ¿Cómo explica el Apra está, afrenta
a la cultura nacional?, ¿Será posible formar “Conciencia histórica de los
peruanos” ignorando a la máxima expresión de la cultura y el arte nacional?
Notas de Carlos Castillo
Ríos
Reeditado por Marco EspinozaS.
Las palabras, los
ofrecimientos, las declaraciones sobre una política educativa plural, amplia y
no politizada quedan ahora, absolutamente desairados por los hechos. El
Calendario Cívico Escolar, instrumento educativo creado para “El afianzamiento de los valores nacionales”
y la “reafirmación de nuestra identidad
nacional”, y que este año señaló fechas especiales para conmemorar al
Registro Civil, a la Defensa Nacional, a la amistad Peruano-Africana, al Ahorro
y al recuerdo y homenaje del “heroico
sacrificio de los hermanos Fernando y Justo Albújar Fallaque y de Manuel
Guarniz López” (a cuyo heroísmo pedimos perdón por ignorar de qué se trata)
no ha destinado un solo día para el recuerdo del autor de “Poemas Humanos”, máxima expresión de peruanidad.
Y no es que dicho
calendario exalte sólo a los patriotas que se inmolaron en los campos de
batalla: precisamente a partir de este año rendirá tributo, el 24 de setiembre,
a José Gálvez Barrenechea, “Poeta de la Juventud” y quien fuera, como político,
amigo de los apristas.
Opiniones
Sostiene el Informe Matos
Mar: “La educación para la cultura quiere
que todos los educandos reciban, y comprendan, el total legado histórico en sus
más puras esencias y se capaciten para asumirlo, interpretarlo, gozarlo y
enriquecerlo con su creatividad personal, para transmitirlo luego como una
continuidad a las generaciones venideras” (pág. 55).
¿No pertenece, acaso, César
Vallejo, a lo más puro, a lo más excelso de nuestro total legado histórico?,
¿No se llega a ser, acaso, más culto y más peruano, sintiendo y comprendiendo a
Vallejo en su “caro verdor de coles,
tibios asnos/complementarios, palos y maderas?
Para Américo Ferrari, César Vallejo es una revolución en la
poesía de lengua española, más aún que Rubén Darío, a quien admiraba. Vallejo
aporta una nueva manera de ver y de sentir, un hábito vivificante de libertad a
la atmósfera enrarecida que era la de la poesía hispanoamericana de su tiempo,
raquítica y convencional, mal nutrida de preceptos y modas de las escuelas
literarias europeas”.
José Carlos Mariátegui, a
su vez dijo que “Vallejo es el poeta de
una estirpe, de una raza. En Vallejo se encuentra por primera vez en nuestra
literatura, un sentimiento indígena virginalmente expresado”.
“Vallejo interpreta”
agregó, “a la raza en un instante en que
todas sus nostalgias, punzadas por un dolor de tres siglos, se exacerban. Pero
–y en esto se identifica también un rasgo de alma india-, sus recuerdos están
llenos de esa dulzura de maíz tierno que Vallejo gusta melancólicamente cuando
nos habla del “facundo ofertorio de los choclos”.
Vallejo y los
maestros
Una vez preguntado el Dr.
Max Silva Tuesta sobre las fuerzas que habían gravitado en su formación
personal, respondió:
-Si
me refiero a mi formación no puedo dejar de mencionar a Vallejo. Lo descubrí
hace más de 30 años y desde entonces no he dejado de estudiarlo y aprender de
él. Todo el espíritu del Perú está volcado en su poesía.
-¿Y
qué se podría hacer para que Vallejo cumpla ese mismo papel en escolares y
colegiales?,
inquirí:
-Primero, los maestros
deben sentir y estar familiarizados con el poeta- fue su contundente respuesta.
Vallejo y la
educación
Cuando se acusa a la
educación de intelectualista lo que se pretende decir es que pospone el arte e
insiste más en el conocimiento que en la sensibilidad y el goce estético. Es
que resulta deficitario EDUCAR Y FORMAR a niños y adolescentes sin ejercitar y
estimular sus sentidos, y orientarlos hacia la emoción y el Arte.
No es éste un problema de
“saber” sino de “sentir”. Desde este punto de vista la educación del Perú ha
desperdiciado hasta ahora el potencial formativo de sus más esclarecidos
artistas en general y de Vallejo, en especial. Pero, aclaremos: no se propone
un estudio orientado exclusivamente hacia quienes tienen vocación poética sino
más bien, hacia todos los niños y adolescentes, para hacer de ellos seres
creativos, profundamente humanos, dotados de capacidad y espíritu crítico. Y
por consiguiente con el ánimo y la fuerza para transformar el mundo.
Leer en voz alta,
memorizar, interpretar, sentir y comprender a Vallejo puede ser práctica de una
educación total. Un año de trabajo, por lo menos, paciente, exclusivo, dolorosa
y placenteramente enclavado en el universo de nuestro máximo poeta,
garantizaría, seguramente, la formación integral por todos anhelada. Y que
permita a todos ingresar al mundo que soñó, en el que hablarán los mudos y los
tullidos andarán…
Lo que enseña
Vallejo
El tránsito a través de lo
mejor de su obra (Los Heraldos Negros, Trilce, Poemas Humanos y España aparta
de mí este cáliz), nos dejaría honda huella sobre:
-Su
amor entrañable al Perú. Vallejo partió hacia Europa pero nunca dejo el país.
Gravitó en él, siempre, la emoción por el terruño, la profunda nostalgia por
los valles del Ande, sus montañas y las costumbres austeras de nuestro pueblo:
“(guardar un día para cuando no haya/una noche también para cuando no haya/
(así se dice en el Perú- me excuso)”.
-Su
preocupación social. Vallejo vivió atormentado no por su vida apremiante y su
pobreza, sino por la miseria que asola a los demás. Dijo que “la poesía es, ante
todo, cuestión de humanidad”. Y dejó a la posteridad su forma de amar, su
solidaridad con todos los pueblos del mundo. “(¡Voluntarios/ por la vida, por
los buenos, matad/ a la muerte, a los malos!)”. Pero, especialmente, a los
explotados: (“Obrero, salvador, redentor nuestro, /perdónanos, hermano,
nuestras celdas”).
-Su
humanísima manera de ver el mundo. Vallejo libera a las palabras de las cadenas
de los arreglos”, las mentiras, la atmósfera turbia que sirve para dar a los
políticos votos, fama y poder. A pesar que sus temas más frecuentes, casi
obsesivos, fueron el dolor, el sufrimiento y la muerte, cantó profunda y
exultantemente a la vida. Su lucha contra la injusticia social, contra la
inhumanidad de las “democracias” que se saben nutrir del dolor y el hambre de
quienes les fabrican el pan y le transportan el agua, no era sino su manera de
cantar “aunque sea a traición, a tu
enemigo”. Es decir, a todos los hombres del mundo. Y, entre ellos, también
a su enemigo.
Por
eso no es difícil entender por qué un Calendario Cívico Escolar, planeado para
el Siglo XXI, no ha de perdurar. Sus autores recibirán, necesariamente, su
olvido y su culpa, en la cabeza. O en la soledad que es la otra forma de morir
que más temen los políticos. (Castillo, 1989, p. 9).
Referencia.
Castillo Ríos, C. (25 de
abril de 1989). ¡César Vallejo olvidado por calendario escolar…!. La Opinión, p. 9.
[Fotografía de Marco
Espinoza]. (Lima. 2018). Archivo fotográfico de la Revista La Chispa, Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú.
Lima, Perú.
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