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jueves, 21 de marzo de 2019

Qué es Maranga, Dr. Castillo


¿Se enseña, para ser humanos o maquinas del mañana?
Los hechos ocurridos en un colegio privado de Villa El Salvador, donde un menor de J. M. S. H (16) fue herido de bala por su compañero de iniciales D. V. R. (15), esto a consecuencia de llevar al colegio un arma de fuego, y que luego de haber sido trasladado al hospital, dicho menor afectado, había fallecido. Lo acontecido ha llamado la atención a la comunidad educativa, algunos buscan culpables y otros se preguntan ¿Qué es lo que realmente sucedió?, resulta que a la fecha el Juez de Familia ha dictado 2 meses de internamiento en el Centro Juvenil de Diagnóstico y Rehabilitación de Lima conocido como “Maranguita”, ¿es esto la mejor solución para el adolescente que hoy pasa por fuertes emociones encontradas?. Al respecto el Dr. Carlos Castillo Ríos, quien fuera secretario General del Consejo Nacional de Menores y consultor internacional de la UNESCO y de la UNICEF sobre el problema del menor, nos dice en una entrevista que le hiciera el diario La República allá en los años 1982 en un suceso que también llamó mucho la atención, “el caso Vicharra”:
(… ) ¿Qué es Maranga, Dr. Castillo?
CASTILLO RÍOS.- Maranga es la boca del lobo. Es la pocilga hacinada más horrenda y cruel que puede haber inventado la indiferencia humana. Maranga es la expresión más espantosa de un capitalismo que para cautelar la propiedad privada sacrifica a los jóvenes. ¿Conoce Maranga, Matilde de Pérez Palacio? ¿Han ido por casualidad las autoridades a conocer esa fábrica de delincuentes? Nadie, nadie va a Maranga, a no ser los atribulados padres de los muchachos que están presos ahí, y todo esto cuando en nuestro Código de Menores se sostiene irónicamente que el menor es inimputable de delito.
            -¡Pero esto sería, entonces, una terrible contradicción!
            CASTILLO RÍOS.- Una espantosa contradicción fundamentada en la ignorancia y en la indiferencia. Nuestro Código es protector y se le aplica punitivamente. Resulta que los jueces estudiaron derecho penal, pero no estudiaron derecho de menores, y entonces, con la mayor impudicia convierten una justicia generosa en una ley inexorable y cruel que convierte prematuramente a los adolescentes en hombres, desarrollando en ellos potencialidades negativas. (Castillo, 1982, pp. 2-3)
            Para el catedrático SANMARQUINO y periodista Castillo Ríos, el problema de la justicia de jóvenes radica en que muchos de ellos no han llevado el curso de menores o a simple vista lo ignoran, no es posible que este adolescente lo coloquen en la cueva de los lobos. En otra nota impresa del 23 de enero de 1982, Castillo diría:
Resulta entonces que Maranga es un centro educativo al revés. O mejor, un centro antieducativo. La escala de valores está de cabeza. En su interior se admira el cinismo, la prepotencia y el abuso. Quien respeta el orden es un marica, es una gallina. Los teóricos –ver Southerland y Cressey- dicen:
1.    Se irrumpe contra la legalidad por un exceso de definiciones favorables a las violaciones de la Ley.
2.    La Conducta antisocial es trasmitida y asimilada en los grupos personales íntimos y por intercomunicación.
3.    El acto delictivo no es individual. Compromete a su grupo, a su sociedad, a su subcultura; y
4.    Hay un sentimiento de identificación entre todos los antisociales.
Todo esto es buen romance quiere decir que Vicharra ingresó a Maranga siendo niño por error o negligencia policial y judicial y ese lugar es un centro es un antro donde la violencia es la norma. Vicharra, en su interior, parecía o se asimilaba. Prefirió hacer lo último.
En Maranga es bueno el que mejor delinque. Esto se enseña a cada rato, en toda conversación, en la intimidad rutinaria de una sociedad violenta donde habla el cuchillo y sólo se gradúan los que aprendieron a ser duros.
Aquí Vicharra, mal escolar de niño encontró de adolescente los catedráticos que no tuvo en Santa Eulalia. Él fue siempre un muchacho altruista y generoso que siempre estaba con los débiles. En Maranga –misma solidaridad y compañerismo- se identificó con los “capos”, los mejores. Y aprendió a rendir culto a un nuevo dios: el dinero, supremo bien de esta sociedad, que hay que conseguir a cualquier precio.
Los ejemplos
Sería injusto, sin embargo, echar toda la culpa a Maranga que es también, como Vicharra, producto de esta sociedad que es la nuestra.
Veamos el principio que trata de “Las definiciones favorables a las violaciones de la Ley”. ¿Quiénes las propagan con su ejemplo?:
a.    Los políticos que a nombre del pueblo consolidan su propio poder económico y el de sus asociados internos y externos.
b.    El aparato judicial que se inclina ante el poderoso y se ensaña con el pobre y humilde.
c.    Los cada vez más frecuentes millonarios que hacen fortuna mediante el narcotráfico, el contrabando y la venalidad burocrática.
d.    Los líderes de opinión de la sociedad dividida en clases que propagan aquello de “sólo los tontos trabajan”, “el éxito es de los audaces” y “con dinero se consigue todo”; y
e.    La televisión que alienta en los pobres ilusiones y delirios de grandeza.
No  conoció Vicharra -¿Lo conoce usted?- un solo caso de alguien que saltó al triunfo económico violentamente mediante trabajo honrado. Y él quería codearse con la plata grande de inmediato. Como dicen los “patas” “El vivo vive del tonto y el tonto de su trabajo” y, créame usted, nuestro personaje no tenía absolutamente nada de tonto. (Castillo, 1982, p. 15)
            Saque ustedes sus conclusiones con respecto a este caso, es mejor sentenciar a un futuro ciudadano y llevarlo a un colegio donde van los peores jóvenes de las calles o darle otra oportunidad a regenerarse y reflexionar sobre sus acciones. A la comunidad educativa (escuela, padres y sociedad) también les toca reflexionar sobre los hechos acontecidos, no buscando culpables, no buscando protocolos de seguridad como manifiesta la actual directora del centro educativo donde sucedieron los hechos, Sra. Elizabeth Choquehuanca, aquí la única realidad que se debe ver es la actual situación que pasa nuestro país, la educación que enseñamos a nuestros escolares, ¿se enseña para ser humanos maquinas del mañana?, señora directora evalué esos temas dicho antes y no tape el sol con una moneda de cinco soles, la educación no es de instrucción sino de sentimientos, ¿sabe usted que sucede en la casa de sus escolares?, ¿sabrá usted que es el código de menores?, ¿sabrá usted que no se debe castigar sino reflexionar’?, estas y otras preguntas por resolver nos siguen dando una luz al final de este mundo materialista, alienado y enajenado.
Referencias
Castillo Ríos, C. (15 de enero de 1982). Testimonio: Cuando el “Loco” Vicharra era niño. La República, pp. 2-3.
Castillo Ríos, C. (23 de enero de 1982).el caso Vicharra: Itinerario del crimen en el Perú. La República, pp. 15.

[Fotografía de Giancarlo Contreras]. (Lima. 2019). Archivo fotográfico del diario La República. Lima, Perú.



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