Un gran amigo llamado “libro”
Escrito por Espinoza Marco
Más de 11 años entre cuatro paredes,
11 años que se fueron y no volverán, 11 años calentando un asiento, posterior vendría
una bofetada ante la cruda realidad en que sucumbe nuestro país, 11 años entre
una pared, un piso y un techo frio, 11 años en donde la escuela está lejos de
nuestras realidades, nos hablan de árboles, plantas y semillas y al salir de
esas cuatro paredes veo en mi escuela que las plantas se secan, que los árboles
se mueren y que de nada sirve la teoría sin estar en la praxis. Han pasado 11
años y de nada me sirve lo aprendido para poder ingresar a una universidad ni
mucho menos permanecer en un instituto.
¿Qué nos ha enseñado la escuela?, me
pregunto y me pregunto, pasan los años y no encontramos sentido al estudio,
caminante se hace caminando –me digo- ya no son 11 años, saquemos la cuenta,
dos años en un instituto y no comprendemos nada, no hay razón de seguir –me digo-,
seguimos sumando y colocamos un año en una academia, disculpen restemos los
meses que tuve que dejarlo, luego seguimos sumando, agreguemos un veranito, un
semestral y un repaso, un sin número de academias hemos visitado, producto de
no contar con los medios –cuanto estaremos sumando- posterior ingresamos a una
universidad privada con el método de distancia, seguimos sumando, luego
abandonamos, regresamos, abandonamos y luego lo dejamos, el dinero no alcanza,
hay errores que se cometen, seguimos trabajando y viviendo la vida, no encontramos
sentido al estudio, nuevamente sumemos, ya afuera en la calle solo nos queda
trabajar y dejar los estudios, no comprendemos lo amargo que es vivir, pero
sigamos sumando como para concluir dos años de una carrera que lo veníamos buscando
por varias décadas y otra vez a las calles, no hay dinero para continuar. Un momento
antes de sumar quiero decirles que le encontré por fin el sentido al estudio,
justo antes de abandonar el ultimo centro de estudios por donde pase, quiero
decirles que quiero agradecer a dos amigos que me ayudaron a encontrarle el
camino a mi vida, se trata de una amiga profesora y de un amigo llamado libro,
ya llevamos junto con el casi 2 años y podríamos decir que me falta poco para
graduarme no tan solo de licenciado sino de doctor en “didáctica de autodidacta
de la vida”, una gran profesión que así no mas no te entregan un cartón.
Bueno para ir con los años de entender
los estudios han sido 20. Ahora quiero compartirles este juego de palabras de
lo que significa para mí aquel amigo que no tuve, se los presento:
Mi
libro
Ante todos me revelo;
y este coraje,
esta lucha,
esta amargura,
esta opresión,
es la que me llevo a un amigo,
y ese amigo, que callado me espera:
se llama libro.
Mi libro, me llama en el día y las
noches,
ríe al momento de cogerlo,
llora cuando está solo,
se alegra cuando lo leo,
me abraza cuando le pregunto,
se molesta cuando me canso,
me busca para caminar,
me busca para soñar,
y me habla cuando me siento solo,
mi libro es el amigo que escucha
y me aconseja.
Referencia
[Fotografía
de Marco Espinoza]. (Lima. 2015). Archivo fotográfico de la Revista La Chispa,
Lima, Perú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario