El Presidente y Gregorio
Escribe Carlos Castillo Ríos
Reeditado por Marco EspinozaS.
Todos estuvimos pendientes de lo que dijo y calló el Presidente Belaúnde en los Estados Unidos. El tiene su estilo, sin lugar a dudas: debiendo denunciar, exigir, o por lo menos reclamar, prefirió informar con la altanería y elegancia que le caracteriza.
Vimos y oímos su relato por televisión. Y así nos enteramos que en el Perú todos andamos muy bien, que estamos derrotando a la crisis, que el futuro es nuestro y que, claro, hay problemas, pero no tantos. La miseria, el hambre, las enfermedades y el desempleo apenas si son invenciones de los malos corresponsales o de los agentes extranjeros que quieren desestabilizar el gobierno. Pero, dijo, que no hay cuidado y que todo está bajo control. El gobierno, agregó sin ruborizarse, garantiza la libertad, la democracia y los derechos humanos.
Si Reagan o los representantes de las Naciones Unidas hubiesen tenido que calificar el examen oral de nuestro Presidente le habrían aprobado con 20, qué duda cabe. Algunos peruanos habríamos preferido, sin embargo, que en lugar de examen tan florido, tanta afirmación aprista y tan poca denuncia, nuestro Presidente hubiese llevado a los Estados Unidos la película “Gregorio” que acaba de presentar el grupo “Chaski” y, sin decir palabra, la hubiese hecho proyectar para que la vea el señor Reagan y su banda y los representantes de las Naciones Unidas. El resultado habría sido otro, suponemos. Es posible que Reagan se habría dado cuenta de cómo sobrevive, en realidad, el Perú y que Pérez de Cuellar habría renunciado a su alto cargo para asumir en el país la Secretaria General del Consejo Nacional de Menores o algo así.
“Gregorio” es una película que bien puede ser la película del Perú. Siendo el relato de la vida de un niño del montón y por eso mismo, ahí están la miseria, la suciedad y la tuberculosis que asola a la gente del país. Porque el cine se expresa mejor que los políticos ahí se exhiben, sin melodrama ni exageración, la vida y la miseria de los niños que son los damnificados del subempleo, las drogas, los “pinbols”, la pornografía, el robo, la anarquía, la violencia y el desgobierno actuales.
Viendo esa película que es más ilustrativa que libros, investigaciones, estadísticas y discursos, es probable que se habrían logrado algunas ventajas en el trato económico. -injusto, prepotente y arbitrario- de los países del norte a los países del sur. Pero no fue así. Por lo demás es muy lamentable que en la Casa Blanca y en la ONU no se proyecte el buen cine y la película la tengan que hacer los políticos que visitan esos lugares. (Castillo, 1984, p. 10)
Referencias
Castillo Ríos, C. (2 de octubre de 1984). El Presidente y Gregorio. La República, p. 10.
[Fotografía del Diario La República]. (Lima. 1984). Archivo fotográfico de la “Revista La Chispa”. Imágenes extraídas de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú: Lima, Perú.
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