Economista e historiador, el doctor Virgilio Roel es seguramente el estudioso de la realidad peruana que más publica en el Perú. Miles de maestros se cuentan entre los lectores de sus 33 libros y publicaciones que por igual tratan sobre temas históricos y candentes temas económicos.
Fue siempre un profesor universitario y comprometido con la realidad nacional y el cambio social. Quechua hablante y ardoroso defensor del mundo andino, es nuestro entrevistado de esta semana, en un debate al que, desde el domingo pasado, se ha sumado el suplemento dominical de “El Comercio”. Bienvenido, precisamente era nuestra intención que, en consulta con todos los sectores, se empiece a cambiar ideas sobre las bases que deben normar la formación educativa de los peruanos.
Virgilio Roel Pineda propone: Revisar historia en las escuelas
Entrevista de Carlos Castillo Ríos
Reeditado por Marco EspinozaS.
-CCR: ¿Hay diferencias entre escuela de tu infancia y la de hoy?
-VRP: Creo que son diferencias más formales que de fondo. Tengo recuerdos gratos e ingratos de mi primera escuela. Recuerdo, por ejemplo, a una profesora que pese a ser buena era de una rudeza brutal imponiendo o enseñando el castellano; enviaba a los alumnos al rincón a arrodillarse sobre bolitas de cristal… ¡sus víctimas eran casi el 90% de alumnos de origen quechua hablante! No era, sin embargo, la peor profesora de la escuela. Estos castigos deben haber desaparecido, ya que el castellano se ha impuesto; pero igualmente la escuela sigue siendo cruel, aunque no se tenga conciencia de ello.
EL CASTELLANO, LENGUA DE CUARTEL
-CCR: ¿Cuán importante es la
lengua materna en la vida del niño?
-VRP: Es básica y determinante. El niño quechua, por ejemplo, no se siente persona independiente de su comunidad. En realidad se considera como prolongación de su madre. Solamente se verá como ser aparte si aprende una lengua occidental. Hegel decía “el individuo aprende que es un ser distinto y aparte al aprender su lengua (occidental); no antes”. Pero el quechua es lengua que no concede espacio al individualismo. No tiene un YO tan excluyente como el castellano. En él todo es neutro y quienes lo hablan lo hacen como miembros de una comunidad.
Por esto la filosofía del quechua es distinta y en mi opinión superior al castellano. Mientras el idioma hispano nació en 700 años de guerra y por ser lengua de cuartel no sirve para una sociedad igualitaria y socialista: forma una psicología de base individualista, machista y agresiva. El quechua, al contrario, es idioma familiar, de comunidad fraterna.
QUECHUA: PRIMERO LA COMUNIDAD
-CCR: Me parece entender que, para ti, la reivindicación del quechua debe ser uno de los pilares de la nueva educación peruana.
-VRP: De la nueva educación y de la nueva sociedad. Un ejemplo: en castellano el sexo femenino es el segundo sexo y por eso el varón hispano-hablante se siente superior a la mujer. En el quechua, un cambio, hay equilibrio entre ambos sexos a las demás lenguas nativas del país.
-CCR: Hay quienes piensan que si bien el quechua desarrolla la afectividad del ser humano tiene serias limitaciones en la expresión de asuntos técnicos y científicos (no emocionales). ¿Es así?
-VRP: No. Es cierto, en cambio, que el fundamento científico de occidente es diferente al andino-amazónico que se basa en ciclos vitales en procesos integrales complejos que incluyen siempre un criterio sobre el origen, la evolución, y la vuelta al principio de todos los seres y objetos. Su espíritu es ecologista. El conocimiento occidental, al contrario, todo lo separa y aísla. Por eso el indio razona en forma diferente al occidental, de modo que sí en su análisis encuentra algo perjudicial para la vida de la comunidad, lo rechaza.
-CCR: Entonces una revolución educativa pasa por un cambio idiomático y, en el caso nuestro, tendríamos que volver al runa-simi.
-VRP: Definitivamente. La experiencia de más de 60 años, de revolución rusa, indica claramente, que muy poco se avanza en términos de solidaridad socialista si se habla una lengua cuya filosofía se basa, precisamente, en el individualismo. Es que con el idioma se forma lo que se conoce como la “psicología de base” de las personas.
-CCR: Pero… ¿qué pasa con otras lenguas también de origen campesino: el chino por ejemplo?
-VRP: No hablo chino pero sospecho que su situación debe ser parecida al quechua ya que también proviene de sociedades colectivistas. De lo que estoy convencido es que el socialismo pleno y autentico es imposible si el pueblo habla una lengua occidental. A lo sumo podría llegar a la altura del socialismo sueco, que es la más alta expresión del socialismo occidental y, en mi concepto superior al soviético.
SENDERO Y LA CONCEPCION ANDINA
-CCR: Bien, Virgilio: ¿Cómo es el hombre andino, precisamente aquel que hace y crece en una población del interior?
-VRP: Para el hombre andino, la comunidad está por sobre todas las cosas. Su pensamiento, entonces, es exactamente contrario al que alienta la Constitución Peruana que comienza con la Declaración de los Derechos Individuales. Para él están –primero- los derechos comunales. Aprende desde siempre que es parte de una totalidad.
-CCR: A propósito, ¿consideras que Sendero Luminoso asume, de alguna manera, los valores de ese mundo andino?
-VRP: Tengo la impresión que si hasta ahora no lo ha hecho no le queda otra salida y tendrá que asumir la actitud, filosofía y concepciones andinas. Cuando lo haga devendrá en fuerza verdaderamente extraordinaria y, al mismo tiempo, podrá hacer un aporte sustancial al desarrollo del socialismo universal.
LAS CUPULAS DE SANCHEZ
-CCR: Siendo tú un distinguido profesor sanmarquino ¿cómo ves la universidad?
-VRP: En principio una universidad debe abrir sus puertas a toda la población adulta y, en segundo lugar, investigar y promover nuestra propia cultura. En ambos casos la universidad peruana está de espaldas a las exigencias del Perú actual. Ella sigue encadenada a los conceptos no sólo tradicionales sino reaccionarios de Luis Alberto Sánchez, que la concibió como centro de altos estudios. No es esa la estructura ideal de una universidad moderna. Así como los niños de 3 a 5 años van a Educación Inicial; los menores y adolescentes debe ir a la Educación Básica y los adultos, todos los adultos, de una u otra manera, deben pertenecer a la Universidad. Deben, por consiguiente, asistir a ella si necesitan ser alfabetizados. O perfeccionarse en un oficio. O aprender una lengua moderna. O adquirir una profesión. Pero, en términos generales, quienes tengan más de 16 años y necesiten educarse deben ir a la universidad la que, a su vez, debe atender a toda la gente, adulta de acuerdo a su nivel y preparación. En resumen: la universidad debe participar en la elevación del nivel cultural de toda la sociedad.
Veamos algunos ejemplos: asisten a las universidades de los Estados Unidos más del 60% de su población en edad universitaria. En la Unión Soviética más del 50%... En el Perú solo se atiende al 9%. ¡Y Sánchez y el APRA dicen que hay demasiada gente en la U! En Alemania, por ejemplo, el adulto utiliza permanentemente los servicios de las universidades del pueblo o de la Universidad Obrera, las que están dirigidas por alguna universidad del Estado. Aquello que la universidad debe profesionalizar a la gente y atender sólo a los más preparados es una idiotez.
HACIA UNA NUEVA HISTORIA
-CCR: Tú te has consagrado a la Economía y a la Historia. ¿Cómo se debe enseñar estas disciplinas?
-VRP: Economía debe enseñarse a todos. La Economía es la administración de los recursos que generalmente, en nuestro mundo, son escasos; y debe ser materia en todos los niveles del sistema ya que ella está presente en toda actividad humana. Su enseñanza debe ser teórica y práctica.
Lo que hay que modificar a fondo en nuestro sistema educativo es la enseñanza de la historia, que no es una historia ética. No está dirigida a extraer enseñanzas de nuestro pasado. A diferencia de lo que sucede en otros países, en la historia nuestra, todos los que participaron en los hechos históricos son inocentes. Nadie es responsable por las monstruosidades que ha hecho: quienes cometieron traiciones, le hicieron una zancadilla al país o le desvalijaron, resultan justificados, exaltados y hasta ennoblecidos. Si Fouché fue estigmatizado por los franceses por haber cambiado 3 veces de camiseta, entre nosotros, Hipólito Unanue por ejemplo, que la cambio 7 veces y fue el representante mayor del oportunismo y la falta de principios… ¡es considerado un prócer!
RAMON CASTILLA
-CCR: ¿Quieres decir que habría que desembarcarlo de los programas de Historia?
-VRP: No, al contrario: habría que seguir estudiándolo pero sin lavarle la cara sino como lo que fue: un mal ejemplo. Lo mismo debe hacerse con Ramón Castilla, quien llegó al extremo de ingresar al país al mando de tropas extranjeras y, como si ello fuese poco, también fue factor de la destrucción de la Confederación Perú-Boliviana.
Por su culpa los recursos provenientes del guano y el salitre fueron a parar a los bolsillos de la oligarquía nacional. Convirtió la manumisión de los esclavos en una compra- venta, en un negociado, pues el Estado tuvo que pagar un alto sobreprecio por ellos. Había 5 mil esclavos y, misteriosamente, se pagó por 20 mil. Algo similar pasó con relación al tributo de Indios que se cumplió en Lima pero no en el interior del país. Trajo “coolíes” del Asia para esclavizarlos.
SUCRE Y BOLIVAR
-CCR: Esto que afirmas descalifica a muchos historiadores…
-VRP: Por supuesto. ¿Cómo se puede aceptar a un historiador que no condene a nadie? ¿Quiere decir que en el aniquilamiento y destrucción de nuestro país no hay culpables? No, el historiador debe ser una persona muy ética que, además, juzgue a los protagonistas de la vida pública del país en función de sus resultados históricos. La historia tiene que ser critica y no encubridora de robos y monstruosidades.
Veamos el caso de Sucre: ganada la batalla de Ayacucho y sin estar autorizado para ello, aceptó, innecesariamente, que se suscriba una capitulación. Y lo hizo sólo para restituir los privilegios y prerrogativas que los vencidos, tuvieron en el periodo colonial. Esto fue fatal para el Perú porque algunos descendientes de los capitulados de Ayacucho gobernaron y siguen mandando en el país. Esto descalifica totalmente a quien, además, fue un militar mediocre.
Además, ¿Quiénes fueron los propiciadores del gran desmembramiento del Perú? Bolívar y Sucre. ¡Ellos seccionaron nuestro país y nosotros y nosotros le rendimos pleitesía! A Bolívar le rendimos tributo como el gran unificador de América habiendo sido el personaje más antiunitario que tiene nuestra historia.
EL VIL PIZARRO
Por actitudes como estas se conmemora la fundación de Lima con bobos y platillos. ¿Acaso Lima no existía antes que llegaran los españoles? ¿Qué diferencia hay, por ejemplo, entre celebrar la fundación española de una ciudad, y la captura de Atahualpa? ¡Ninguna! Además, por principio, ¡no debe rendirse homenajes a los agresores de un país! Por otra parte, la fundación de una ciudad se conmemora honrando la memoria del primer poblador de ese lugar. Por eso Berlín tiene 750 años ya que se celebra la fecha que el primer alemán se instaló en esa zona que, dicho sea de paso, era muy pantanosa y sólo se pudo secar cuando se introdujo la papa peruana. Pero, cuando los españoles “fundan” Lima, ésta era ya una ciudad antigua y poblada. ¿Puede aceptarse esto sin tener mentalidad colonial? ¿Cómo rendir culto a quienes agredieron y masacraron a nuestra gente? Además, Pizarro fue un monstruo, un asesino vil que hasta violó a una niña india de 14 años, llamada Asarpay. Cuando ella tuvo vinculaciones con Manco Inca, el mismo Pizarro, con sus propias manos, la ahorcó en la Plaza de Armas de Lima. Consideró su deber hacerlo personalmente y en presencia de todos porque ella, después de todo, fue su amante. ¿Puede ser objeto de homenajes un canalla como ese?
LOS HEROES OLVIDADOS
Sin embargo, hay grandes olvidados en nuestra historia. Por ejemplo, en la Batalla de Ayacucho, el más grande héroe fue el Coronel Carreño. A él se debe el triunfo que consolidó nuestra independencia. Fue el oficial de más alta graduación que murió en pleno combate… ¡Y es totalmente olvidado sólo porque fue coronel de guerrillas! Es decir, porque comando las guerrillas indias que decidieron el triunfo en Ayacucho.
-CCR: Dada tu preparación, Virgilio, pudiste ser un banquero, un prospero industrial. ¿Qué fuerzas hicieron de ti un hombre de estudio en lugar de un poderoso señor de las finanzas?
-VRP: Bueno, yo he sido modelado un poco por mi padre y otro tanto por mi madre. Mi padre era muy disciplinado, de refinada formación clásica a pesar de ser un modesto empleado público. Mi madre procede de una comunidad y fue en realidad la que, en el fondo, me enseñó a amar el país profundamente. Mi madre de leche fue una india, doña Asunta, que sólo hablaba quechua. Ella me acercó al mundo andino desde niño. Nuestros padres nos permitieron -a mi y a mis hermanos- estar en contacto tanto con la cultura occidental como con la aborigen. Agrega a ello la influencia de mi hermano Josafat quien, en realidad, fue mi primer maestro. El me llevaba a fiestas comunales desde los 7 años y eso me enseñó mucho sobre nuestro ancestro materno.
-CCR: Y tus hijas que se socializaron en Lima, ¿qué actitud tienen frente al mundo andino?
-VRP: Te responderé con una anécdota: al darle un premio a una de ellas le preguntaron de dónde era. Respondió diciendo que era limeña pero serrana por parte de padre.
¿Para qué aprendemos historia?
Todos, en la escuela, colegio o universidad, recibimos clases de Historia del Perú. En ellas nos hablaron de Atahualpa, Pizarro, San Martín y Nicolás de Piérola pero nos dijeron poco, casi nada, sobre la historia misma. Sobre todo callaron la respuesta pertinente y necesaria: ¿Para qué se aprende –para qué y por qué se debe estudiar- Historia del Perú?
Parecía que el objetivo de aquella asignatura era satisfacer nuestra natural curiosidad de conocer algo sobre el antiguo Perú. Es decir, saber por saber, sin utilidad práctica. Jamás nos dijeron que había necesidad de familiarizarse con nuestro pasado para manejar mejor nuestros asuntos políticos y sociales en el presente y llegar a ser así, mañana, una nación digna y próspera.
La escuela aquella nos dejó dudas y sospechas. ¿Seremos, al fin de cuentas, indios o hispanos? Y como nada era claro y definitivo en aquel relato académico todos preferimos corazón adentro, sentirnos descendientes de españoles. Es decir, valientes, osados, nobles, gallardos, occidentales y cristianos. Era natural que así sea porque esta historia escolar, al tratar sobre el Perú aborigen sólo nos narró historias tristes que partiendo de la visión de los invasores trataba de justificar la dominación y legitimar la barbarie. Los nativos, nuestros antecesores, aparecían en aquel relato como sujetos inferiores masticando coca junto a su llama y adorando los muy ingenuos a la luna y el sol. Su realización máxima, casi su destino salvador, era ser colonizados.
Fue tan mentirosa la versión que nos dieron -y que hasta ahora se da- que propiamente la Conquista más que historia parecía ser una epopeya blanca, una cruzada de evangelización. Algo parecido sucedió con la época de la independencia: nada convincente se dijo sobre la intervención del imperialismo inglés y el lio de blancos que se ocultaba detrás de esas luchas que consideramos liberarías.
Más tarde estudiamos la Republica y entonces se consolidó la sospecha que algo se nos ocultaba en aulas y textos escolares. ¿Cómo era posible que con tantos y tan magníficos presidentes llegados a la casa de Pizarro (¡la Casa de Pizarro!), nuestro país estaba (está) cada vez más pobre y endeudado?
Nuestra historia, esa historia, jamás respondió a esta clase de preguntas.
Por eso el Dr. Virgilio Roel, reclama una HISTORIA ETICA PARA LOS PERUANOS para que no se repitan los errores del pasado. Exige se exalte en los centros educativos a los héroes -a los auténticos- pero también se señale a los culpables que desvalijaron el país. Y se enseñe una nueva historia, sin mentiras, que asumiendo los valores del mundo andino, que es el que nos pertenece, marque -¡al fin!- el camino de libertad e independencia política, social y económica, que merece nuestro pueblo. (Carlos Castillo).
Referencias
Castillo Ríos, C. (5 de marzo de 1988). Revisar historia en las escuelas. La República, pp. 9-11.
[Fotografía de Marco Espinoza]. (Lima. 2021). Archivo fotográfico de la “Revista La Chispa”. Imágenes extraídas de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú: Lima, Perú.
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